En busca de la integración
Una treintena de estudiantes inicia una experiencia novedosa al instalarse en el barrio más marginal de Sevilla
El Polígono Sur de Sevilla empieza a llenarse ya de estudiantes universitarios. El barrio más desfavorecido de la ciudad acoge desde esta semana a 30 nuevos vecinos, todos estudiantes de las dos universidades públicas que han querido ser los primeros en habitar la Residencia Flora Tristán de la Universidad Pablo de Olavide (UPO). Los alumnos llegaron el pasado sábado con la intención de integrarse en la zona y convertirse en uno de los pilares del plan integral que han diseñado las administraciones para solucionar los problemas del barrio.
La residencia Flora Tristán está en pleno corazón del Polígono Sur, en la calle María Teresa de Calcuta. Un conjunto de bloques en desuso de la empresa Dragados y que hace unos meses compró la Universidad por 6,6 millones de euros que pagará en los próximos 25 años gracias a un crédito concedido por el ICO. Desde el pasado sábado están habitadas 15 viviendas y una más de uso común, todas situadas en el portal número seis. La UPO espera que en septiembre puedan habitarse los otros seis bloques y se cubran las 210 plazas de la residencia, en cuya puesta en marcha han colaborado la Universidad, el Ayuntamiento y la Junta.
Cada piso, de alrededor de 70 metros cuadrados, tiene dos dormitorios, dos baños, una cocina, un salón, una sala de estudios y una terraza al exterior. Algunos ya se han llevado el DVD, el equipo de música y todos han empezado a llenar la nevera y a colocar la ropa, los libros y los apuntes. Cada vivienda la comparten dos residentes, que pagan 90 euros mensuales por persona.
Felipe De Lama, de 23 años, es uno de los nuevos vecinos del Polígono Sur. Vive allí desde el sábado y ya le ha dado tiempo de comprobar que "hay mucho mito". "No es todo ni tan malo ni tan bueno", dice. "Esto no es un hotel de lujo, pero nos han acogido muy bien".
Los primeros en felicitarse por la llegada de los estudiantes han sido los vecinos del barrio. El sábado, una familia llamó a la puerta de uno de los pisos para darles la bienvenida y llevarles una tarta. Se quedaron a cenar y compartieron el pastel. Según el Comisionado para el Polígono Sur, Jesús Maeztu, la residencia universitaria puede ser un buen pilar para el plan integral que han puesto en marcha en el barrio las tres administraciones: "Vamos a sufrir aquí lo que queda, pero con una gran ilusión", advirtió Maeztu. "Esto es un indicio de lo que queremos en el Polígono Sur: la mezcla, la convivencia. Que el barrio deje de ser una barrera y una cárcel y se creen ciudadanos libres que vivan aquí voluntariamente, y no gente que se quiera ir".
El objetivo es q1ue los residentes no usen sólo las casas para dormir y estudiar, sino que se integren en el vencindario. Al principio se sugirió la posibilidad de poner algún tipo de barrera o vigilancia policial ante el edificio, pero los propios alumnos rechazaron la idea. "No han querido ni que la residencia tenga cafetería. Quieren consumir en los bares del barrio y comprar en sus tiendas", señala la directora del centro, Ana Gómez, quien asegura que la Universidad organizará actividades culturales y formativas para los estudiantes y los vecinos.
Entre los estudiantes abundan los de carreras sociales, como Gracia María Sánchez, de 18 años y alumna de la diplomatura de Trabajo y Educación Social de la UPO. "Quiero vivir una experiencia nueva y conocer gente. Además, este proyecto tiene mucho que ver con lo que estudio", cuenta. Tiene 18 años y hasta ahora vivía en Carmona. Los estudiantes aseguran no tener "miedo" y utilizan los autobuses municipales. "Vamos con cierto respeto, pero nada más", afirma De Lama.
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