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Investigada una empresa de Tudor en la que han enfermado 25 empleados

Un juez de Madrid investiga el caso y UGT pondrá hoy una querella por delitos de lesiones

Un juez y la Fiscalía de Delitos Laborales de Madrid investigan a los responsables de la ya extinta empresa Emisa, del grupo Tudor España. La firma ha incumplido supuestamente las medidas de protección para evitar que una parte de sus trabajadores enfermasen por contaminación de níquel y cadmio, sustancias consideradas "cancerígenas". Cuatro de sus 61 trabajadores ya están enfermos y, al menos, otros 21 corren un serio riesgo de enfermar en el futuro.

La industria, ubicada en Torrejón de Ardoz (Madrid) y dedicada a la fabricación de baterías de níquel y cadmio para luces de emergencia, cerró sus puertas el pasado 30 de septiembre. Sus responsables echaron el cerrojazo tras destapar la Inspección de Trabajo altísimos niveles de contaminación e imponer a la empresa una sanción de 150.000 euros.

La fiscalía investiga junto a un juez los hechos, y el sindicato UGT tiene previsto poner hoy, jueves, una querella por delitos de lesiones con imprudencia contra los responsables de Tudor España. Hasta 1995, muchos trabajadores tocaban con las manos el cadmio -parecido a la harina del pan, pero tóxico y de color morado- sin protección. A partir de esa fecha, según fuentes jurídicas y de los propios trabajadores, la empresa proporcionó mascarillas y guantes para esas tareas, pero ambos tóxicos ya habían calado en los cuerpos de los trabajadore

Tudor España decidió deshacerse de la empresa el pasado 30 de septiembre, y formalizó un expediente de regulación de empleo y vendió la factoría. La querella de UGT contiene informes de la Inspección de Trabajo y de la Seguridad Social que revelan las enfermedades de los trabajadores, así como las actas de la inspección en las que se enumeran las precarias condiciones en las que los trabajadores han desarrollado su cometido durante lustros. También se denuncia en ella que la empresa desoyó las reiteradas instrucciones de la inspección para que adoptase medidas urgentes frente a los altos niveles de agentes tóxicos que levitaban e impregnaban las instalaciones.

Marisa Rufino, secretaria de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT, explica: "Ya hay cuatro trabajadores de Emisa a los que se ha reconocido una enfermedad profesional: uno padece un enfisema pulmonar, no puede vivir sin mascarilla de oxígeno; y otros tres sufren afecciones renales". Y añade: "Lo previsible es que el resto de trabajadores también enfermen en el futuro". Tudor explicó ayer: "Todas las circunstancias que rodearon el cierre de Emisa fueron negociadas con el comité de empresa y las centrales sindicales. La venta se inscribió en una operación mucho más amplia, que afectó a diversos países en los que el grupo está presente. En concreto", señala Tudor, "se vendieron todas las empresas dedicadas a la producción de baterías de níquel-cadmio que el grupo poseía en Europa a un único comprador. Ninguno de los trabajadores que decidieron permanecer en otras empresas del grupo, gracias a un plan de recolocaciones, ha sufrido el más mínimo problema de salud en este tiempo".

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