Lleno y emoción en Murcia para ver bailar a Farruquito
"Muchas gracias a mi gente que siempre ha creído en mí y a todos ustedes que hacen posible que sigamos teniendo fuerza". Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, volvió a bailar anoche tras confesarse culpable del atropello de un hombre en Sevilla. Con las 1.200 entradas del teatro Romea agotadas, el bailaor, de 21 años, emocionó bailando por soleá, el palo que da nombre a la avenida en la que el 30 de septiembre pasado ocurrió el accidente que acabó con la vida de Benjamín Olalla, un mecánico de 35 años.
Al final de la actuación, ante la apoteosis del público, Farruquito agradeció su apoyo a los espectadores, que en todo momento mostraron gran respeto al artista. La compañía bailó con mucha tensión y enorme profesionalidad, culminando con esa soleá monumental de un Farruquito más delgado de lo habitual.
El bailaor, que volvió al hotel donde se aloja antes de que acabara el espectáculo para evitar a los periodistas, iba llorando en el coche que le trasladó, según contó el director de la Cumbre Flamenca.
El espectáculo estuvo a punto de suspenderse por la detención del bailaor, que se halla en libertad bajo fianza acusado de homicidio imprudente, omisión de socorro y denuncia falsa por inculpar a su hermano Farruco, de 15 años.
"El baile es su vida"
Tras la actuación, Raúl El Perla, guitarrista y amigo del bailaor, comentó que el arte de éste no se terminará y que pese a que a veces las circunstancias de la vida son difíciles hay que seguir para adelante. "Farruquito está afectado, es un ser humano", indicó El Perla a Efe. "Aunque no dice nada, su cara refleja como está". Su amigo aseguró que Farruquito no va a dejar de bailar: "El baile es su vida y todos podemos fallar".
Por su parte, la viuda de Benjamín Olalla, Mari Ángeles Madero, pidió al bailaor que "cumpla la condena que tiene que cumplir". "Yo no estoy viviendo mi vida normal", dijo Madero."Si quiere quitarse el peso de encima que cumpla la pena y no se vaya a actuar por ahí", añadió.
La madre de Farruquito, Rosario Montoya, La Farruca, manifestó desde Sevilla, por teléfono a este diario, su dolor por lo sucedido: "Estoy destrozada. Es lo último que nos podía pasar", dijo. "Es una historia tremenda, para ellos y para nosotros. Por desgracia sé que el dolor de esa familia es muy grande".
La Farruca negó de plano los rumores que dicen que Farruquito conducía bajo los efectos de las drogas la noche del accidente. "Mi niño no entiende ni de coches ni de drogas, él es su baile y su casa. Sólo toma leche y zumos. Cuando murió su padre en sus brazos, se quitó las botas y dejó de bailar. Si se se las puso fue para mantener a su familia. Tiene 21 personas a su cargo y lleva el sólo tres casas. Si se quita las botas no son once bocas sin alimentar, son 21. Si fuera carpintero, iría al taller a trabajar, pero es bailaor y tiene que bailar. Si mi vida pudiera solucionar la de esa mujer, yo la daría. El que se va no sufre".
Babelia
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