Lolita era alicantina
Polémica por un relato anterior al de Nabokov sobre la obsesión de un maduro por una niña de Alicante
Lolita, la nínfula por la que bebía los vientos Humbert Humbert en la magnífica novela de Vladimir Nabokov, era alicantina. Al menos éste es uno de los extremos que ha salido a relucir en la intensa polémica en Alemania que ha traspasado los límites de la literatura. No en vano, Lolita se ha convertido en un icono mundial gracias también a las adaptación cinematográfica. Pero, al parecer, antes de que el escritor de origen ruso publicara su libro en 1956, la niña de 12 años ya existía.
Un escritor y periodista alemán Heinz von Lichberg escribió un cuento en 1916, titulado La Guioconda maldita, que relata la historia de un turista alemán, de mediana edad, que se obsesiona por la hija del propietario de una pensión de Alicante. De nombre, Lolita. Este relato no tuvo ningún éxito y, su autor, que narró por la radio oficial germana la victoria de Hitler, murió en 1951, cinco años antes de salir a la calle una de las obras maestras de Nabokov.
Diversos medios europeos como Frankfurter Allgemeine Zeitung -que publicó la denuncia de un germanista- y españoles como ABC o La Razón ya han reflejado la polémica sobre el posible plagio del que está considerado como uno de los escritores más importantes del siglo XX. La cuestión no es baladí y hasta el prestigioso crítico alemán Marcel Reich-Ranick ha terciado en ella. Acepta que la trama, la perspectiva del narrador y el nombre del personaje coinciden, pero es muy reacio a pensar que, de haber conocido el relato original, Nabokov hubiera incurrido en la torpeza de no cambiar ni el nombre de la niña. Otros insisten en que el mito de Lolita no es nuevo y que, en cualquier caso, la calidad del texto del escritor de Pnin es incuestionable.
El caso es que el personaje alemán de mediana edad que narra en primera persona su historia en La Guioconda maldita alquila una habitación con vistas al mar en Alicante, anticipándose al posterior desembarco de los turistas germanos, y sólo decide romper su aislamiento cuando descubre los "ojos sureños" y la "delgadez pueril" de Lolita.
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