Álvarez por Cascos

José Luis Rodríguez Zapatero ya demostró su confianza en Magdalena Álvarez cuando la incluyó en el restringido comité de notables que le asesoró en lo que resultó una exitosa campaña electoral. Una confianza de la que ahora ha vuelto a hacer gala al plantear a Álvarez (1952, San Fernando, Cádiz) que se incorpore al próximo Gobierno como titular de Fomento.

Álvarez, consejera andaluza de Economía y Hacienda desde 1994 hasta las pasadas elecciones, sustituirá al frente de Fomento a Francisco Álvarez Cascos (PP). En esta última legislatura, las relaciones de Fomento con el Ejecutivo andaluz han sido en muchas ocasiones tensas y casi siempre polémicas, marcadas por el carácter bronco del ministro. Si la Junta reprochaba al Gobierno que Andalucía es la penúltima comunidad en gasto por habitante en el Plan de Infraestructuras, Álvarez Cascos escogía la inversión global para defender que Andalucía era la más favorecida. El retraso de Fomento en el cumplimiento de sus propias previsiones le valió numerosos reproches, aunque su estilo directo también fue alabado alguna vez.

Aunque firmó algunos acuerdos (inversiones en el Campo de Gibraltar, convenio de la autovía Jerez-Los Barrios), no dudó en marcar el terreno en los tribunales ante alguna iniciativa de la Junta. Con Magdalena Álvarez, una política de carácter fuerte y discurso ágil, se abre la puerta a un nuevo entendimiento entre Fomento y el Ejecutivo andaluz. La futura ministra tiene a su favor para desempeñar el cargo un profundo conocimiento en presupuestos y vías de financiación, una cuestión vital en el departamento inversor por excelencia del Gobierno.

Álvarez se encontrará con un Plan de Infraestructuras ya diseñado hasta 2007 y tendrá que revisar si el principal objetivo de este plan, llevar el AVE a casi todas las capitales españolas, es aún posible pese a los retrasos acumulados. Del cumplimiento de ese objetivo depende en gran medida, el plan autonómico de crear un servicio ferroviario de altas prestaciones para 2010. La Junta propuso aportar 180 millones de euros si Fomento se comprometía a realizar determinadas obras con un coste de 780 millones, un convenio que ahora estará en la mesa de Álvarez. La otra gran reivindicación de la Junta sin atender es la aportación estatal a los proyectos de metro autonómicos: 218 millones para la línea de Sevilla y 120 millones para las dos líneas de Málaga.