Refinamiento del campo
Las piedras colocadas sobre piedras
y encima de ese muro primitivo
algún olivo blanco.
No sé por qué será que ciertas cosas
que apenas dicen nada,
que bien analizadas no son cosa
digna de nada,
causan sobre mi ánimo un influjo
de inextinguible paz.
Se diría que siento mis raíces
dentro de esos contornos depurados
que no son nada,
dentro de esa vejez
de una humildad tan firme
cual si una incitación muy familiar
me retuviera allí.
Algo como una voz que me dijera
de dentro de mí mismo:
esta fe encantadora
es la pobreza.
La siesta
Se publicó en 1976, pero fue escrito en 1954. La finca familiar de Alcoy queda trascendida: la cultura más alta nace de un acuerdo elemental con la naturaleza (lo que caracterizó a la cultura griega). José Carlos Rovira ha notado aquí los ecos de la "pobrecilla mesa" de Fray Luis. Al fondo, se oye a Horacio, porque esta espiritualidad viene del mejor paganismo y de la sobriedad ibérica combinada con el despojamiento oriental. Sugiero también lecturas políticas (ecológicas) y religiosas (franciscanas). Apareció en Los presocráticos seguidos del pan nuestro (Lindes, 1976). J. A. G. I.
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