Desnudar Windows
La Unión Europea ha castigado a Microsoft por aprovechar su situación de monopolio en el sistema operativo para crecer en otros territorios vecinos. Además de una multa millonaria récord, propone dos remedios. Por un lado, obligar a la compañía de Bill Gates a facilitar información sobre Windows para que los productos de la competencia puedan dialogar con la misma efectividad con Windows y, en el caso del reproductor de archivos audiovisuales Media Player (MP), que Microsoft ofrezca en el mercado europeo dos versiones de Windows, con y sin este programa, además de acotar su política de descuentos para no inducir a los fabricantes a ofrecer la versión completa.
La decisión europea llega después de que Estados Unidos abriera un sonado proceso contra Microsoft, que terminó en un acuerdo entre Administración y empresa considerado demasiado amigable por la competencia. La gran diferencia entre la decisión norteamericana y la europea es que mientras aquélla básicamente incidía en vigilar su conducta mercantil para evitar prácticas chantajistas y garantizar que Windows albergara sin conflictos programas de terceros, la UE incide sobre la composición del sistema operativo.
Está claro que el dominio de Windows en el mercado -un 90% de los ordenadores personales lo usan- es un freno a la competencia, porque es difícil para un tercero convencer al usuario de que use un programa suyo, que ha de instalar expresamente, cuando una función similar está ya resuelta en el paquete de Windows. La UE quiere reforzar una actitud cultural, poco implantada, del usuario: que sea él quien escoja. Y que no sea un determinado programa, por el hecho de su inclusión en el sistema operativo, el que sea más fácil de elegir por esta única razón. Lo más preocupante para Microsoft de la decisión de la UE, más que la multa, es que cualquier futura integración de nuevas tecnologías en Windows puede ser motivo de objeción por parte de otros fabricantes de la misma aplicación. ¿Los sistemas operativos han de desnudarse?
Para analizar a fondo las consecuencias y efectividad de la iniciativa europea falta ver qué política de precios hará Microsoft, y qué sucederá con su apelación a Luxemburgo y con el freno cautelar que solicitará a los remedios impuestos por la UE. La batalla prosigue.
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