"El público es sabio; reconoce y aprecia un producto de calidad"

Begoña Salinas se define como una persona "muy inquieta", pero también "meticulosa" y con gran capacidad de organización. Cuando le llamaron del Ayuntamiento de Bilbao para coordinar los eventos del 700º aniversario de la fundación de la ciudad, pensó que esa labor se acababa ahí y aceptó. Luego descubrió que Bilbao 700 no se acababa ahí. "Por eso le añadieron lo de III Milenio". Salinas sigue actualmente al frente de la fundación, procurando sorprender a los ciudadanos con espectáculos "de calidad".

Pregunta. Una vez que se acabaron los eventos del 700º aniversario de Bilbao, ¿cómo se plantearon el resto de los años?

Respuesta. Primero se pretendían realizar eventos durante todo ese año, el 2000, y hasta junio de 2001. A partir de ahí, hay que empezar a pensar en unos eventos muy concretos. A instancias de la junta del patronato, nuestra labor es servir como dinamizadores culturales de Bilbao en el caracter que Bilbao tiene ya de ciudad internacional e internacionalizada.

P. ¿No es difícil entonces proponer a los artistas Bilbao como destino?

R. Todo lo contrario. El boom Guggenheim supuso tanto que todo el mundo está deseando venir a Bilbao, y una vez aquí se quedan maravillados por la transformación de la ciudad.

P. ¿Se siente satisfecha de la labor de estos años?

R. Estamos haciendo lo que hacen otras ciudades europeas, ni más ni menos: poner en la calle, para que llegue al mayor número de público posible, distintos eventos que les hagan sentirse muy europeos. La respuesta del público ha sido excelente y eso es lo importante. El público es sabio, sabe perfectamente cuándo se le está ofreciendo un producto de calidad y cuándo no. Lo reconoce y lo aprecia. Por eso creo que hay que apostar, sobre todo, por la calidad.

P. ¿Qué han preparado para el aniversario de este año?

R. El fin de semana siguiente al 15 de junio, vamos a festejar el aniversario con un concierto de Dulce Pontes y la actuación del grupo francés Aquashow, que realizan un juego de agua y luz, el viernes por la noche. Se hará, probablemente, en los exteriores del Museo Guggenheim, aunque aún no está concretado. El sábado, habrá diversos espectáculos en la ribera de Abandoibarra y el domingo concluiremos con fuegos artificiales.

P. ¿Qué otros proyectos contemplan?

R. Lo primero, el Festival de Música Sacra de Bilbao, del 26 de marzo al 12 de abril, que presentará ritos funerarios de distintas partes del mundo, en varios escenarios. Y después, como es habitual, el aquelarre en Artxanda, en la noche de San Juan. También estoy cerrando un acuerdo con La Fura dels Baus para ver si podemos traer su barco-espectáculo Naumon a Bilbao.

P. ¿Hay algo que le gustaría especialmente presentar en Bilbao?

R. Sueños tenemos todos. A mí lo que me gustaría es poder desarrollar en el Gran Bilbao, en toda la ribera de la Ría, donde estuvo la industria, algo similar a lo que Gérard Mortier hizo con la cuenca del Ruhr y su festival. Otro proyecto que nos gustaría llevar a cabo es una exposición que se llama La huella de un pueblo. Sería algo parecido a Las edades del hombre, pero circunscrito a esta comunidad. Estoy esperando financiación, pero no lo deshecho.

P. ¿Qué cree que le falta culturalmente a Bilbao?

R. Me resulta difícil decirlo siendo una parte de quienes organizan eventos. Pero, evidentemente, la danza, clásica y contemporánea, pero no sólo en Bilbao, sino en todo el País Vasco. Y una laguna muy importante, que Bilbao 700 quiere llenar, es la de la música contemporánea. Sé que es una música difícil, pero pienso que hay maneras de acercarla al público. Creo que es una ausencia clara en la programación.