La lista de personas reclamadas supera al número de fallecidos

A las pocas horas de los atentados del 11 de marzo, forenses, policías científicos y fotógrafos criminalísticos se pusieron a trabajar para identificar a las víctimas. La rutina que estos médicos siguieron ha quedado detallada en un informe de la directora del Instituto Anatómico Forense, Carmen Baladía. La lista de personas reclamadas, advierten fuentes de la investigación, es superior al número de fallecidos.

A las 21.00 horas de ayer, la cifra de muertos en los atentados del 11-M identificados era de 188 (no hubo ninguna nueva identificación en las anteriores 24 horas), mientras que el número provisional de fallecidos se mantiene en 202. Un auténtico reto para la medicina forense española, porque las ocasiones en que más de un equipo de médicos forenses se tiene que poner a trabajar son, afortunadamente, pocas. Fuentes de la investigación vienen advirtiendo desde la semana pasada que la lista de personas reclamadas es muy superior al número de personas muertas. El comisario general de la Policía Científica, Carlos Corrales, indicó que muchas personas que llevan meses sin saber nada de sus familiares han solicitado pruebas forenses para saber si por casualidad éstos viajaban en los trenes atacados.

Entre los precedentes de un dispositivo de identificación similar están el accidente aéreo de Los Rodeos, en Tenerife, que en marzo de 1977 costó la vida a 583 personas y el incendio en la discoteca Alcalá 20 de Madrid, en diciembre de 1983, donde perecieron más de 80 personas.

A las 9.00 horas del 11 de marzo comenzó la denominada "fase preliminar" en el Instituto Anatómico Forense (IAF), en la que se movilizó a los médicos forenses y se preparó el material necesario para las tareas de identificación y para la práctica de autopsias, de acuerdo con protocolos internacionales establecidos por la Interpol (la Organización Internacional de Policía Criminal). En esta fase se determinó el modo en el que se iban a clasificar los cadáveres, los restos y los objetos personales. Se decidió utilizar un código de cuatro letras, de acuerdo con los cuatro lugares en los que hicieron explosión las bombas. La "A" para Atocha, la "E" para Santa Eugenia, la "P" para El Pozo y la "T" para la calle Téllez. Antes de cada una de estas letras se añadió una "C" de "catástrofe", por indicación de la Policía Científica. Por último las siglas "CX" se utilizaron para cadáveres provenientes de hospitales.

La siguiente fase, "de levantamiento", fue realizada por tres equipos forenses, que clasificaron los cuerpos, los restos y los objetos, con cuidado de no dispersar éstos últimos. Esta fase concluyó a las 18.00 horas del mismo día 11.

En la última fase, "de depósito", se realizaron las autopsias y otras pruebas complementarias. Esta fase comenzó a las 13.20 horas del día 11 en el Pabellón 6 del recinto ferial del Ifema. Se empezó trabajando en cinco mesas, pero luego se instalaron dos mesas más. En cada mesa de autopsias trabajaron tres forenses, dos policías científicos y dos fotógrafos criminalísticos. Los restos pendientes de identificación fueron llevados al depósito del cementerio de La Almudena, para realizarles pruebas complementarias de ADN, a partir de las 16.00 horas del 13 de marzo.

Se realizaron 192 autopsias y 155 identificaciones. En total, participaron 68 médicos forenses, que trabajaron durante 41 horas sin interrupción.