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OPINION DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El albergue

Anda nuestro Consistorio buscando presupuesto para mantener abierto y en funcionamiento el albergue municipal. Desconozco la raíz del problema, pero me alegro de que se resuelva y de que los más desfavorecidos no paguen por culpas ajenas.

El último informe de Cáritas nos enfrenta a una triste realidad, en este país, conseguidos los objetivos de convergencia hacia Europa, la quinta parte de la población española atraviesa dificultades económicas, más de dos millones de familias se encuentran en situación de pobreza en España, más de dos millones de corazones laten a golpe de inquietud y desasosiego.

Si triste es el dato, más duro resulta asimilar que la mayoría de los sin techo, de nuestros intocables del siglo XX, de los habitantes de una fantasmagórica "ciudad de la alegría", de dolor y desarraigo, son jóvenes o niños.

Es necesario, sin caer en paternalismos ni farisaicas hipocresías, que nuestros próceres y nosotros con ellos, como tejido social, empecemos a esforzarnos en encontrar soluciones, 700.000 millones de pesetas bastarían, según el presidente de Caritas, para acabar con la pobreza. No es mucho pedir si valoramos el resultado.

Toxicomanías, incultura, prostitución y enfermedad son los compañeros de viaje de esa población marginal y marginada. La distancia entre los que más y los que menos tienen es cada vez mayor, luchemos por conseguir acercar los extremos, asumamos la necesidad de mirar hacia fuera, tomemos conciencia de nuestras capacidades. Podemos hacerlo, debemos hacerlo.

Un millón y medio de personas, malviven al mes con cantidades que oscilan entre las 13.000 y las 22.000 pesetas, un quinto de nuestros conciudadanos está atravesando dificultades económicas. ¡Peleemos por ellos! Niños sin sonrisa, jóvenes sin futuro, ancianos sin horizonte, lo demandan. No consintamos por más tiempo que su pobreza siga siendo una canción de cuna a la tristeza.

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