La ONU busca un nuevo papel

El último año marcará sin duda el futuro de Naciones Unidas. La intervención militar de Estados Unidos y el Reino Unido en Irak, con el apoyo expreso de España, provocó un terremoto que hizo temblar los cimientos de una institución que nació con la misión de hacer prevalecer la paz en el mundo y evitar las guerras ilegales. Los tres miembros del Consejo de Seguridad se saltaron las reglas del juego establecidas hace ya casi seis décadas. La profunda división interna que provocó esta guerra en el seno de la organización obligó al secretario de la ONU, Kofi Annan, a lanzar un debate sobre su futuro para evitar el desmembramiento.

En febrero de 2003, el secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, presentó lo que sus servicios de inteligencia consideraban las pruebas definitivas de que el régimen de Sadam Husein estaba en condiciones de producir armas de destrucción masiva en pocas semanas. La Administración de Bush dejaba claro, además, que iría a la guerra con o sin el apoyo de la ONU, alegando que Irak era una amenaza para la seguridad de su país. Y así lo hizo, con la oposición frontal de Francia y Alemania, que se negaron a cualquier intento de intervención unilateral que no contara con el aval de la ONU.

Naciones Unidas quedaba acorralada y la intervención militar en Irak se interpretó como un ataque directo a la naturaleza misma de la organización. A todo ello se sumó después el brutal atentado que sufrió su delegación en Irak en agosto. Por no hablar de los casos de espionaje.

Pero en la sede de la ONU en Nueva York se quiere mirar ahora hacia adelante para adaptar la institución a la nueva realidad en la escena internacional, aunque sin olvidar el pasado. Con la intervención en Irak se puso, además, en evidencia el profundo vacío que dejó en su estructura la caída del muro de Berlín y su incapacidad para adaptar su organización añeja a la nueva realidad, en la que existe una sola superpotencia. El 11-S de 2001 fue la pólvora, y el conflicto iraquí, el detonante para que se lanzara finalmente el debate sobre su papel en el futuro.

La intención de su secretario general, Kofi Annan, era la de presentar un documento más preciso para septiembre coincidiendo con la reunión de la Asamblea General. Pero las propuestas de Annan no llegarán hasta diciembre o enero. El núcleo de la reforma de la organización se centrará en el Consejo de Seguridad.