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MATANZA EN MADRID

Valencia vivió su mayor manifestación

El recorrido elegido impidió a muchos ciudadanos sumarse al acto, que se convirtió en una concentración

Los ciudadanos salieron ayer por la tarde a la calle en Valencia para mostrar su repulsa por la masacre que asoló Madrid el pasado jueves. Las manifestación, tan masiva como mal organizada, discurrió con muchas dificultades, pero sin incidentes. Según la primera estimación de la Delegación del Gobierno, acudieron 700.000 personas, aunque minutos después la cifra oficial fue elevada hasta el millón. Este periódico estima la asistencia en 650.000 personas. La manifestación partió de la plaza del Temple y debía concluir en la de la Reina. Sin embargo, la gran afluencia de gente colapsó toda la zona y la cabeza no pudo llegar a su destino. Las calles adyacentes al recorrido se convirtieron en un ir y venir de gente que buscaba la manera de incorporarse a la marcha.

La cabeza de la manifestación no pudo llegar a su destino en la plaza de la Reina
La ciudad fue un ir y venir de gente, como en un día de Fallas pero sin petardos
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Una cabecera poco plural
Las calles se quedan pequeñas para acoger las protestas ciudadanas contra el terror

Las previsiones se cumplieron. En la reunión celebrada a primera hora de la noche del jueves en la Delegación del Gobierno para preparar la manifestación algunos advirtieron de que podía quedar en una concentración debido al recorrido elegido, tanto por la escasa distancia entre las plazas del Temple -de donde partió la marcha- y de la Reina -donde tenía que haber concluido- como porque a medio recorrido los manifestantes se iban a encontrar con el embudo de la calle de la Paz. Pero el delegado, Juan Cotino, no dio su brazo a torcer.

Así, a las siete de la tarde, la hora prevista para que arrancara la marcha, la cabeza se encontró de frente con una marea humana que llegaba desde el puente del Real y el paseo de la Ciudadela y que ya llenaba no sólo la plaza de Tetuán, la calle de la Paz y la plaza de la Reina, sino todas las calles que confluyen en ellas. Miles de ciudadanos se vieron imposibilitados de sumarse a la manifestación. La gente trataba de llegar a ella través de las calles que desembocan en el recorrido oficial, pero también estaban colapsadas. La ciudad se convirtió en un ir y venir de gente. Parecía un día punta de las fiestas falleras. Sólo que, aunque ya hay algunas fallas en las calles, ayer no había petardos.

Mientras la cabecera avanzaba con dificultades, la cola de la manifestación no llegó a existir: la afluencia de gente no cesó de alimentar el río principal de la marcha por los puentes del Turia y por la calle de Blanquerías. De hecho, en la calle del Pintor López se abrieron dos frentes que avanzaban en direcciones opuestas: uno más caudaloso hacia la cabeza y otro de gente que volvía, cansada de esperar. Los últimos grupos que se incorporaban no habían llegado a la plaza del Temple cuando por megafonía se pidió que se disolviera la manifestación: "El Gobierno agradece la participación de todos los valencianos en esta manifestación". Eran las 20.15 y la cabeza estaba frente al número 28 de la calle de la Paz.

En la pancarta que abría la marcha se podía leer el lema oficial: Con las víctimas, con la Constitución y por la derrota del terrorismo. Los mensajes predominantes eran los de No a la violencia y No al terrorismo. Algunas pancartas con lemas contra la guerra fueron blanco de los silbidos. Las pegatinas más vistas fueron la de la asociación de víctimas del terrorismo, la de No al terrorismo y la de Terrorismo no, guerra no. Muchos ciudadanos portaban folios en los que se leía: "Yo también soy madrileño".

La marcha discurrió en silencio, con aplausos intermitentes y gritos esporádicos de "asesinos". Algún intento de entonar el No a la guerra fue ahogado por los pitos. "Queremos la verdad", coreó un grupo.

Los participantes eran de toda clase y origen. La familia venezolana formada por Alexandra, Angélica, Carmen y Carlos se manifestaba contra "cualquier tipo de terrorismo", si bien la primera decía que todo parecía que el atentado lo habían cometido "los moros, bueno esos de Al Qaeda". Un poco más allá, Mokadem, de origen argelino y nacionalizado español, destacaba entre el gentío por su cartel escrito en árabe. "Pone: 'Queremos paz en el mundo' y yo estoy contra el terrorismo de cualquier tipo", afirmaba, mientras miraba de reojo la furgoneta del grupo ultra España 2000, apostada en la calle de Comedias. "Esos sí que me llaman extranjero y si pudieran me tirarían de aquí".

A la misma hora de la manifestación oficial, entre 500 y 1.000 personas se reunieron en la plaza de San Agustín en una concentración alternativa convocada por organizaciones como CGT o Esquerra Valenciana, que justificaron la separación "por la falta de diálogo del Partido Popular" al organizar la marcha principal y por "la utilización que hace el Gobierno de Aznar de las víctimas del terror". Durante el acto se escucharon eslóganes contra el terrorismo, la guerra, la manipulación televisiva y también contra el PP. El cierre de los accesos al centro de la ciudad debido a las manifestaciones provocó un enorme atasco.

Han elaborado esta información Cristina Vázquez, Joaquín Ferrandis, Ferran Bono, Ignacio Zafra, Lydia Garrido y Juanjo García del Moral.

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