Gitanos felices
Desde que irrumpiera en nuestras pantallas con su primera película rodada en España, Corre, gitano (1982), el franco-argelino Tony Gatlif ha demostrado su interés por el universo de los gitanos, a quienes suele retratar siempre con tintes marcadamente favorables, lejanos, o decidida, militantemente contrarios a los lugares comunes negativos acuñados sobre ellos. Filmes como el apreciable El extranjero loco, Vengo (otro rodaje español) y ahora este Swing se plantean como mensajes reivindicativos favorables a lo mejor de los zíngaros: su gusto por la libertad, su amor por la música o la flema con que soportan las agresiones de quienes les son adversos.
De todo eso hay en este Swing, una ambigua, a ratos tierna y por momentos muy previsible peripecia de iniciación a la vida de un francesillo adolescente y blanco como la leche, su incipiente amor por la Swing del título y la labor de padre cultural que sobre él ejerce un gitano, virtuoso del modo manouche de interpretar la guitarra. Por ahí, en el encuentro entre ese gitano y el chico, arranca una historia que parece más bien la excusa para algunos números musicales tan brillantes como manifiestamente improvisados, en los que se lucen a modo dos herederos del gran Django Reinhardt, Tchavolo Schmitt y Mandino Reinhardt.
SWING
Dirección: Tony Gatlif. Intérpretes: Oscar Copp, Lou Rech, Tchavolo Schmitt, Mandino Reinhardt, Abdellatif Chaarani, Ben Zimet. Género: musical. Francia, 2002. Duración: 90 minutos.
Con su aire de reivindicación de una vida posible, en la que árabes, gitanos y judíos puedan no sólo vivir en paz, sino incluso ser amigos, y con su apuesta por una historia de fidelidad a los orígenes, Swing es una recomendación segura para públicos amantes de un cine entre naïf y diferente, lleno de buenas intenciones y muy simpático; un cine, además, para oír y disfrutar... ¿Qué más se puede pedir?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Adicción al tabaco: el motivo infratratado por el que las personas con trastorno mental grave mueren entre 15 y 25 años antes
Mujeres, activistas y ecologistas cuestionan el pacto presupuestario en Sevilla: “Quien ejecuta es el PP, pero la ideología la pone Vox”
Trump intensifica su escalada contra la UE al sancionar a dirigentes que han atacado el discurso de odio en internet
Verdades, mentiras y dudas sobre los juguetes con inteligencia artificial
Lo más visto
- El PP de Almeida vota en contra de dedicarle a Robe Iniesta un centro juvenil porque antes quiere hablarlo con su familia
- Comprobar Lotería de Navidad 2025: consulta la lista de números premiados
- El líder groenlandés responde a Trump: “Groenlandia es nuestro país. Nuestras decisiones se toman aquí”
- Trump anuncia la construcción de un nuevo tipo de buques de guerra que llevarán su nombre: “Serán los más grandes y poderosos de la historia”
- “¿Qué se siente al ser un fracaso?“: cómo la protagonista de ‘Showgirls’ superó la humillación y abrazó la película




























































