La oscura trastienda del fútbol
El catedrático Gregorio Martín cuenta en un libro cómo burlan a Hacienda los principales clubes españoles
Los clubes de fútbol recurren desde hace años a irregulares operaciones para pagar a sus jugadores. Esta práctica, muy extendida entre los principales equipos españoles en la década de los noventa, tenía un fin: burlar a Hacienda con el objeto de ahorrarse un porcentaje alto de impuestos. A través de entidades intermediarias fantasma o paraísos fiscales, los dirigentes futbolísticos han pagado a sus jugadores cifras millonarias. Pero también han desembolsado estas cantidades en concepto de fichajes. Estos pagos eran, en muchos casos, disfrazados como derechos de imagen. El catedrático Gregorio Martín Quetglas denuncia en Lo que el fútbol se llevó, obra presentada ayer en el colegio mayor Rector Peset de Valencia, el lado oscuro del deporte más popular en España. "Ésta es la asignatura pendiente de la democracia española", afirma Martín, quien lamenta la indulgencia con que el Estado y los ciudadanos afrontan el asunto: "Esto no escandaliza. Desde luego, no tiene el impacto del caso Roldán, por ejemplo; y es lamentable, porque se trata de muchísimo más dinero". Martín aboga por que el Estado sea inflexible y se depuren responsabilidades. "¿Cómo es posible", se pregunta, "que un presidente de un equipo se quedara tan ancho después de decir que en España todos los clubes pagan en dinero negro?".
Lo que el fútbol se llevó hurga en una llaga abierta, poniendo en evidencia a algunos de los actuales directivos y gestores del fútbol español, cuyos clubes fueron sometidos hace unos años a una inspección que se saldó con la reclamación por parte de la Agencia Tributaria de 300 millones de euros. Las actas provienen de los ejercicios 1996 a 1999. Los principales afectados son el Atlético de Madrid (66,5 millones), el Real Madrid (61,3), el Barcelona (51,3) y el Valencia (20). El montante principal de los casi 300 millones corresponde al capítulo de retenciones por los derechos de imagen que los clubes abonan a sus jugadores y a la exigencia del IVA en algunas operaciones efectuadas en el exterior. "Hay casos terribles", asegura Martín, que alerta sobre el "escándalo" que supondría que el Estado condonara las deudas de los clubes, en la mayoría de los casos sociedades anónimas deportivas. En este sentido, se remite a los planes de saneamiento hechos entre 1985 y 1990. "Yo no tengo por qué pagar con mi dinero las irregularidades cometidas por otros, en este caso empresas privadas", considera el autor, que como "colofón" recurre a un extracto de una entrevista que este diario hizo a Jaime Ortí, actual presidente del Valencia, en junio de 2003:
Pregunta. La deuda del club es de 120 millones de euros.
Respuesta. Si un club crece muchos, las fichas también lo hacen. No es un problema nuestro. El Madrid lo arregla con un tema urbanístico.
P. ¿Y la deuda con Hacienda?
R. Es una solución política, porque los clubes no pueden pagarla.
P. ¿Por qué debe el Estado pagar las deudas privadas?
R. Si el Estado puede permitirse que quiebren todos los equipos, allá él.
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