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El Reina Sofía expone la España negra y melancólica de José Gutiérrez Solana

Un montaje luminoso envuelve el mundo solanesco de prostíbulos, carnavales y rastros

La España negra y la España real, Solana y Picasso como contrafigura, lo goyesco y lo moderno, el estereotipo y la mirada actual fueron algunas de las cuestiones planteadas ayer durante la presentación de la exposición de José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886-1945) en el Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52, www.museoreinasofia.mcu.es, hasta el 24 de mayo). El montaje reúne 181 obras, entre pinturas, dibujos, grabados, libros y objetos, procedentes de 160 coleccionistas, centrado en la etapa de madurez del pintor, entre 1918 y 1940.

"A Solana le mueve la compasión y siente lo que está pintando", afirma Trapiello

"La voz de Solana brilla en lo oscuro", declaró Juan Manuel Bonet, director del Museo Nacional Reina Sofía, al presentar la exposición de José Gutiérrez Solana, abierta desde hoy en las salas de la planta baja del museo. Los comisarios, María José Salazar y Andrés Trapiello, han dedicado dos años para reunir 94 pinturas, 17 grabados, 59 dibujos, una escultura, siete libros y varios objetos de su estudio que aparecen en los cuadros, y ofrecer la visión más completa del artista, que se presenta en un montaje diseñado por Manuel Blanco.

Solana es la contrafigura de Picasso, según Juan Manuel Bonet, que establece el paralelismo entre el artista de París y el del interior, el que señala el arte moderno y el que sigue una tradición española, "que mira a lo sombrío y negro del país". "Solana viene del 98, es íntimo enemigo de Baroja, que lo veía como competidor, refleja un ambiente barojiano y metafísico, tiene éxito en París y no hay una evolución en su obra".

El montaje es de tipo circular, con los temas que identifican la obra de Solana, y unos espacios que agrupan pinturas y dibujos de distintas fechas bajo los títulos de religión, muerte, toros, fiestas y costumbres, hombres y oficios, mujeres y carnaval, y los retratos de la España negra. Otra pared contiene los grabados y en la sala de estudio se distribuye el texto del pintor Eduardo Arroyo sobre el cuadro El boxeador. "Dos cuidadores, armados de toallas ensangrentadas, nos ocultan el drama: un boxeador, apenas entrevisto sobre un desnudo tapiz, que ya no se puede levantar. El vencedor, desafiante, es injusto y se le ve poderoso", escribe Arroyo.

El montaje luminoso, de paredes blancas, maderas claras y vidrios, se quiere alejar de los estereotipos sobre Solana y "pone al día" a un pintor que no era triste y dramático, según María José Salazar. "Solana transmite una fuerza desgarradora, belleza, intimidad, y su España negra es la España real, como se puede ver en las fotografías de la época". Salazar opina que el pintor hizo una obra al margen de modas y vanguardias. "Vivió sólo y por la pintura y era todo lo contrario de un hombre triste. Era un gran intelectual, amante de la música y gran lector y escritor, como demostró Camilo José Cela en su discurso de ingreso en la Real Academia Española. En el montaje se han incorporado sus textos para explicar los cuadros, donde se aferra a una realidad española, cercana, de los pueblos".

Andrés Trapiello, uno de los mejores conocedores de la obra literaria y plástica de Solana y editor de sus libros (La España negra, Madrid callejero, Madrid escenas y costumbres, Dos pueblos de Castilla, Florencio Cornejo, que se exponen en la muestra), señala que no es una exposición fácil por los malentendidos sobre el pintor. "Solana es pintor y escritor, un creador de un mundo único, lo solanesco; un mundo enormemente melancólico, no deprimente. Es una España negra y melancólica, no es la España regeneracionista, la del 98, ni es un pintor social, de denuncia, ni mejora la realidad. A Solana le mueve un principio esencial en la España eterna, el principio de la compasión, se compadece de la realidad. En los años veinte sale de la Quinta del Sordo de Goya, pero después se vuelve más colorista, más compasivo, subraya el lado humano de la naturaleza, de las cosas, incluso de los objetos".

Trapiello añade que Solana es elemental y complicado, que no puede pintar como los académicos, pero tiene "el sentimiento de la pintura, siente lo que está pintando". "Tiene una mirada limpísima, no juzga ni salva la realidad. Está en todos los retratos y en ellos estamos nosotros".

El catálogo, publicado por Turner, contiene un texto de Ramón Gaya de 1952 y estudios de Javier Tusell, sobre tres momentos históricos en la trayectoria biográfica del pintor; Manuela Mena, en torno a la mirada goyesca; Eugenio Carmona, sobre las vanguardias; Andrés Trapiello, centrado en el Solana escritor; Raquel González, sobre las fotos de la España negra, y una biografía de Salazar.

El cuadro<i> La cupletista,</i> pintado por José Gutiérrez Solana en 1927 (colección particular).
El cuadro La cupletista, pintado por José Gutiérrez Solana en 1927 (colección particular).
El óleo <i>El cartel del crimen</i><i>, </i>de Solana, hacia 1920 (colección particular).
El óleo El cartel del crimen, de Solana, hacia 1920 (colección particular).

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