La resistencia ataca con artillería la sede de la coalición en Bagdad
Los líderes chiíes señalan que la Constitución iraquí será finalmente firmada hoy
Varios proyectiles alcanzaron anoche el recinto donde se halla la sede de la Coalición en Bagdad, sin causar víctimas. Se trata del ataque más audaz contra la llamada zona verde hasta la fecha. Los insurgentes saludaron así el anuncio de que los miembros del Consejo de Gobierno habían solucionado sus diferencias y se disponían a firmar, finalmente hoy, la Constitución provisional.
Las explosiones sacudieron el centro de la capital iraquí poco después de las siete y media. De inmediato empezaron a sonar las alarmas dentro de esa isla de seguridad desde la que gobiernan los ocupantes.
"Se han producido entre 8 y 10 explosiones en el área entre el Centro de Prensa y el hotel Al Rachid", explicó un portavoz militar estadounidense. "Estamos intentando verificar si los proyectiles que han caído son obuses o granadas anticarro", añadió la fuente, que aseguró "no tener información sobre heridos". La policía iraquí dijo poco después que los disparos se habían realizado desde un aparcamiento y que los agresores habían logrado huir. "Hemos encontrado dos cohetes sin disparar y explosivos en un vehículo", informó un oficial.
No es el primer ataque contra la zona verde, un recinto de dos kilómetros cuadrados en la zona occidental del Tigris, donde tienen sus oficinas tanto el administrador civil norteamericano, Paul Bremer, como el jefe de las fuerzas de la coalición, el general Ricardo Sánchez. Sin embargo, nunca antes había sido objetivo de tantos proyectiles. El pasado otoño, un obús de mortero alcanzó el hotel Al Rachid justo debajo de la habitación donde se alojaba el vicesecretario de Defensa Paul Wolfowitz. Desde entonces se encuentra vacío por razones de seguridad. Dentro de ese verdadero fortín se halla también la sede del Consejo de Gobierno, donde hoy está previsto que se firme la Constitución, después de varios retrasos.
"Puedo confirmarle que vamos a firmar el texto mañana a las tres de la tarde en la sede del Consejo", declaró un portavoz de Adnán Pachachi, uno de los 25 miembros de esa presidencia colegiada. La fuente aseguró que los problemas planteados por los chiíes habían "quedado resueltos", pero dijo "no estar autorizado para comentar si se han introducido cambios en la Constitución". Con anterioridad, Mohamed Husein Baher al Ulum, hijo y asesor de Mohamed Baher al Ulum, presidente de turno del Consejo, manifestó a Reuters que se firmaría "sin cambios".
Derecho de veto
El pasado viernes, 5 de los 13 miembros chiíes del Consejo se negaron a ratificar la Ley Básica consensuada con anterioridad. Pedían que se eliminara un artículo que da a los kurdos derecho de veto sobre la futura Constitución permanente, y una presidencia colegiada con tres chiíes, un suní y un kurdo. El desbloqueo de la situación se produjo después de que tres de los rebeldes se entrevistaran a primera hora de ayer con el líder religioso de la comunidad chií, el gran ayatolá Alí Sistani.
"Creemos que Sistani no quiere provocar una crisis en el país, sino al contrario, facilitar nuestro trabajo para hacer que el proceso político sea un éxito y no se interrumpa", declaró a los periodistas Muafak al Rubai tras la audiencia con el clérigo. "Sistani ha dejado clara su postura, pero no quiere interferir directamente", manifestó por su parte Mohamed Husein al Hakim, que estuvo presente en la entrevista.
La mayoría de los analistas interpretaron que el plante se había debido a las objeciones del máximo líder chií. Sin embargo, fuentes diplomáticas occidentales manifiestan su extrañeza. "Sistani no se mete en detalles, no es su estilo, y si realmente hubiese objetado el texto, habrían sido los 13 miembros chiíes los que se hubieran negado a firmarlo", expone un jefe de misión. Otro factor que no encaja en la versión de los analistas es la ausencia entre los rebeldes de Ibrahim Yaafari, el líder del partido Al Dawa.
"Los miembros chiíes del Consejo van a menudo a ver a Sistani", apunta por su parte un joven diplomático europeo, que interpreta lo sucedido como "una mera lucha de poder". "Se han dado cuenta de que han negociado mal y de que los americanos tienen prisa, y han querido hacer una demostración de fuerza", interpreta.
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