Álava ofrece medio millón de euros a las compañías baratas para volar desde Foronda
La Diputación no cubre la cantidad exigida por Ryanair y hablará con más operadoras
La Diputación Foral de Álava va a ofrecer a las compañías de vuelos baratos medio millón de euros para que instalen una línea en el Aeropuerto de Foronda y conecten la capital alavesa con alguna capital europea. El diputado de Promoción Económica y teniente de diputado general, Carlos Samaniego, coincide con todos los partidos representados en las Juntas Generales en la necesidad de crear un enlace aéreo internacional que opere desde Foronda. Pero, de momento, la Diputación no alcanza a cubrir el millón de euros que pide la compañía Ryanair.
La Diputación Foral ha devuelto la pelota a la irlandesa Ryanair, que exige esa cantidad para establecer en el infrautilizado aeropuerto de Vitoria una conexión regular con Londres, Milán, Estocolmo, Bruselas, París o Gerona, ofreciéndole la mitad de la cantidad que había planteado. Y ha anunciado que, si finalmente esta empresa no rebaja sus pretensiones, va a entablar negociaciones con el resto de compañías de bajo coste que buscan para operar aeropuertos alternativos a los de las grandes capitales.
Desde el aeropuerto de Loiu vuelan Easy Jet (www.easyjet.com/es), Hapag-Lloyd Express, (www.hlx.com/es), y Volare, (www.volareweb.com/es), pero en el resto de los aeropuertos españoles operan otras once empresas de este tipo, que con sus tarifas reducidas han popularizado los desplazamientos aéreos y han creado un tipo de pasajero distinto al que frecuenta los vuelos de Iberia, British, Air France, Alitalia u otras compañías de bandera.
Estas otras operadoras a las que se puede dirigirse la Diputación alavesa son Air Berlin, Air-Scotland, Basiq Air, BMI baby.com, Virgin Express, Sterling, Norwegian, My Travel Lite.com, Jet2.com y finalmente German Wings. Las diez tienen presencia en distintos aeropuertos españoles. Todas ellas exploran ese nuevo segmento de mercado compuesto por gente joven, no necesariamente con escaso poder adquisitivo, que tiene mucha movilidad, que dominan Internet y que poco a poco va ganando terreno entre aquellos que habían desistido del avión para sus viajes de placer.
Ryanair justifica el millón de euros que pide para operar desde Vitoria con una cuenta muy sencilla. Asegura que un vuelo diario daría un flujo de 85.000 pasajeros al año. De ellos, el 78% son turistas que gastan una media de 90 euros por día. Si todos ellos pasaran una noche en Vitoria, en un año dejarían casi seis millones de euros. Recuperar el millón exigido se conseguiría, simplemente con que el 17% de los turistas pasaran una noche en Vitoria.
Advertencias de Bruselas
Sin embargo, la Diputación descarta cubrir la cantidad pedida por Ryanair. Y no sólo porque la Comisión Europea ya ha advertido a otros entes regionales de la UE que han concedido ayudas públicas a compañías aéreas; también, porque no dispone de mayores recursos, al tener los presupuestos prorrogados.
Este tipo de vuelos está empezando a ser utilizado igualmente por hombres y mujeres de negocios con una filosofía diferente del viaje. Las compañías de bajo coste permiten además a las parejas con uno o dos niños, -que por el alto precio de los billetes habían abandonado la idea de los traslados con avión para volcarse en el monovolumen como medio de transporte- replantearse el asunto.
Frente a esta competencia, las grandes compañías se especializan en los billetes con alto valor añadido como los de primera clase y bussines, aunque de relleno están empezando a introducir ofertas muy atractivas para evitar la estampida de clientes. De hecho, en 2003 las principales herederas de los monopolios del aire han bajado sustancialmente sus beneficios, debido fundamentalmente al mordisco que las pequeñas han dado al mercado.
El negocio de los vuelos de bajo coste está haciendo cambiar el mapa del aire y dando un vuelco a las posibilidades de viajar. A la mayoría de los viajeros, salvo que vayan a volar más de tres horas seguidas, apenas si les preocupa que a bordo no les den el periódico o un refresco, si a cambio consiguen que el precio del viaje se divida por tres.
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