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Reportaje:

Una forma de invertir replicando los índices

El cambio en el S&P 500 moverá 1,2 billones de dólares en Wall Street los próximos meses

Wall Street, la Bolsa más líquida del mundo, tiene una capitalización de 12 billones de dólares, de los que un 10% (1,2 billones) cambiarán de manos en los próximos meses a causa de la modificación del índice S&P 500, la referencia del mercado global, que ha decidido ponderar únicamente el free float (capital flotante), y retirar el valor de las acciones sindicadas y cruzadas.

"Algunos índices europeos, como el Dax de Francfort o el Footsie de Londres, se han quedado un poco estrechos", dice Blitzer

La mejor forma de invertir en Bolsa, o la más segura, es replicando el índice. Los índices son el auténtico referente del mercado. El 70% de la inversión de los fondos y portfolios de gestores de todo el mundo utiliza la orientación de los índices a la hora de decidir qué valores compra, cuáles son más estables y cuáles rozan el vértigo.

"Las inversiones que se orientan en índices modernos como el S&P 500 sacan mejores rendimientos que los que se realizan a partir de otros criterios", asegura Davit Blitzer, chairman y director general del comité del índice Standard & Poor's 500, y que está considerado por la prensa especializada como uno de los 10 hombres más influyentes de Wall Street.

La pasada semana, Davit Blitzer participó en Barcelona en el Congreso Internacional sobre Índices (INM World Cup), que reúne anualmente a los expertos de todo el mundo sobre índices y gestión de carteras. "Los índices ofrecen, en primer lugar, una visión panorámica de la Bolsa, señalan por dónde va el mercado. En segundo lugar, sirven para invertir ajustándose a su evolución, es decir, siguiendo la línea marcada en cada valor. Además, los futuros y opciones sobre índices ofrecen una forma muy eficaz de gestionar los riesgos".

El S&P 500 estadounidense ha decidido ajustar la capitalización bursátil de cada valor a la parte de las acciones que están a disposición del público. "Hemos decidido excluir del índice las acciones sindicadas, las participaciones cruzadas y los paquetes de control, y de este modo el reflejo de la realidad del mercado será más fiel", explica Blitzer.

Los índices son el espejo del mercado. Los más representativos son fáciles de reproducir, y frente a éstos, algunos de los índices domésticos europeos, como el Mibtel de Milán, el Dax de Francfort o el Footsie de Londres, se han quedado un poco estrechos y en general no reflejan fielmente las cotizaciones. "Europa", dice Blitzer, "como región económica, ofrece oportunidades, y para un inversor global es uno de los tres focos a donde dirigir el dinero, junto con América y Asia. En Standard & Poor's hemos creado el S&P Europe, en el que están referenciados 350 valores".

Para los expertos, un índice estrecho es el que no representa lo que dice que va a representar. Sorteando esta perversión, los valores tecnológicos han tratado de no limitarse al criterio de capitalización y han ido introduciendo la especialidad del sector, como con las compañías que cotizan en el Nasdaq de Estados Unidos. A criterio de Blitzer, "las compañías cotizadas no son homogéneas: existe una contabilidad para los valores del sector enegético, otra para los valores de las empresas tecnológicas, otra para los bancos...".

¿Y qué pasa con el Dow Jones? ¿Ya no sirve? "Se le llama Dow Jones industrial y muchos de los valores incluidos no son industrias, son bancos o compañías de seguros. Lo que lo hace un poco pasado de moda es que es una media aritmética simple de los precios en Bolsa, no tiene en cuenta la capitalización del mercado diario, que es lo mínimo que todos los índices modernos calculan. Pensemos que, cuando empezó el Dow Jones, en 1890, se hacía todo a mano".

Al margen de los índices, la actividad de Standard & Poor's, como firma de calificación, estima la probabilidad de que una empresa cotizada pague las deudas que emite.

¿Por qué no supimos a tiempo que Parmalat estaba en quiebra? "Cuando analizamos una empresa, sólo podemos trabajar con información pública o facilitada por la propia sociedad, pero no tenemos la autoridad de los jueces para entrar en los libros. La información es limitada y, si alguien quiere hacer una trampa, la hace. La ética en los negocios no es un código escrito".

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