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Reportaje:

Arranca la puja por las compañías indias

India pone en marcha una oleada de privatizaciones con la que pretende obtener 10.000 millones de dólares este año

Fernando Gualdoni

El Gobierno de India ha puesto en marcha el mayor proceso de privatizaciones de su historia. La puja ha arrancado con la venta de la primera empresa de tecnologías de la información del país, CMC, y le siguen otros siete conglomerados públicos, entre los que se incluyen la energética Oil and Natural Gas Commission (ONGC). Con estas ventas, el Ejecutivo quiere embolsarse 3.500 millones de dólares en los próximos dos meses, e iniciar así un proceso que le hará ganar unos 10.000 millones en 2004.

La Bolsa de Bombay avanzó el 43% en 2003 debido a que la demanda de valores de firmas indias llegó a los 4.500 millones, seis veces la cifra del año anterior

El proceso de privatizaciones que el Gobierno de India comenzó en junio del año pasado con la venta del 25% del fabricante de automóviles y camiones ligeros Maruti Udyong (54% en manos de la japonesa Suzuki y 18% aún del Estado) está previsto que se dispare este año hasta reportarle al Estado unos 10.000 millones de dólares. La cifra, según los analistas, se alcanzará si la coalición gobernante, encabezada por el partido Bharatiya Janata, logra embolsarse al menos unos 3.500 millones en los próximos dos meses por la venta de participaciones clave en seis grandes grupos industriales.

Hasta el momento, todo apunta a que el Gobierno superará con creces su objetivo financiero, justo a tiempo para las elecciones para renovar el Parlamento, que se celebrarán en abril y mayo próximos. El actual Gobierno del primer ministro, Atal Behari Vajpayee, tenía de plazo hasta octubre para convocar esas elecciones, pero ha preferido adelantarlas para aprovechar lo que se considera un buen momento político y económico del país.

El gran bazar arrancó la semana pasada con el proceso de venta de la compañía de servicios informáticos CMC, en la que el Estado ofertó el 26% que aún posee en el capital de la empresa. Con esta operación, el Gobierno pone fin a su presencia en CMC, una boyante firma que desde octubre de 2001 está bajo el control del grupo Tata, el mayor conglomerado empresarial privado de India. Los interesados solicitaron acciones once veces por encima de las ofrecidas por el Estado. En otro caso, el de la empresa Gas Authority of India Limited (GAIL), los inversores demostraron no menos entusiasmo a la hora de pujar por un tajada. El Gobierno puso a la venta 84,6 millones de acciones (el 10% de la compañía) y la demanda por parte del mercado prácticamente duplicó la oferta sólo en el primer día.

El interés por acciones de las empresas IBP y Dredging Corporation también superó las expectativas más optimistas del Gobierno. IBP es la mayor petroquímica del país: produce carburantes, químicos, explosivos, etcétera. Dredging Corp. es la empresa de saneamiento y dragado del sistema de alcantarillado y de los puertos marítimos. Ambas tienen la posición dominante en los servicios que prestan. Las otras dos compañías que completarán la oferta gubernamental son la petroquímica Indian Petrochemical Corporation Limited (IPCL), la eléctrica Power Trading, la gasista Petronet LNG y la

energética Oil and Natural Gas Commission (ONGC), la joya de la corona, según muchos analistas.

Las ventas de estas participaciones son cruciales para que el Gobierno indio logre recortar su déficit público, que ha alcanzado el año pasado hasta el 10% del PIB (producto interior bruto) si se combinan las cifras tanto del Gobierno central como el de los diferentes Estados que componen el territorio. El porcentaje del déficit es alto, comparable al de países como Brasil (8% del PIB), que han tenido serios problemas en muchas ocasiones para convencer a los inversores extranjeros de que serían capaces de hacer frente a los pagos de sus compromisos financieros.

Las ofertas públicas de acciones también suponen para India la prueba de que su potencial es capaz de seguir atrayendo inversiones a pesar de la corrupción, la burocracia y la insuficiente apertura de su economía. Hay que recordar, además, que el país ha intentado hacer estas privatizaciones varias veces en los últimos cuatro años y que en todos esos procesos le fue esquivo el éxito que parece estar logrando ahora.

El broche de oro

El ministro de Privatizaciones, Arun Shourie, finalmente parece haber encontrado el momento para poner el broche de oro al plan que trazó en 2000 y que suponía la venta de participaciones estatales en una treintena de empresas. Este ex economista del Banco Mundial y reconocido periodista quiere aprovechar el tirón que ha experimentado el mercado bursátil indio a lo largo del último año. La demanda por valores de empresas indias alcanzó los 4.500 millones de dólares en 2003, seis veces la cifra registrada un año antes. La Bolsa de Bombay se revalorizó un 43% durante el año pasado, el mayor alza en 12 años. La tendencia positiva se ha mantenido en lo que va de este año, aunque de forma más moderada.

La revalorización del mercado bursátil en realidad acompañó a una batería de cifras macroeconómicas positivas. Se prevé que el PIB de India se incremente en más de un 7% al término del año fiscal 2003-04, el próximo 31 de marzo. Para el próximo periodo, también se espera un crecimiento superior al 7%. Las reservas del país en moneda extranjera ya han superado los 110.000 millones de dólares y la inflación está relativamente bajo control. Todos estos datos han servido para que el ministro de Economía indio, Jaswant Singh, proclamara con una sonrisa de oreja a oreja que "los fundamentos de la economía india son hoy más sólidos que nunca".

Pero después de escuchar esta afirmación viene la pregunta del millón: ¿podrá India mantener por mucho tiempo este ritmo de crecimiento? India ha mantenido una tasa de crecimiento de en torno al 6% anual de media desde 1993 y es el único país del mundo, junto a China, que tiene este palmarés. Esta similitud, no obstante, no se mantendrá, según un reciente estudio del banco de inversiones Goldman Sachs.

La compañía estudió las cuatro economías en desarrollo más pujantes del momento, China, Rusia, Brasil e India; y concluyó que mientras el crecimiento en el caso de las tres primeras economías se desacelerará a largo plazo (entre 25 y 30 años), la india seguirá creciendo por encima del 5%. El estudio aventura que para después de 2030 el PIB de India será superior al de Japón. La razón fundamental para sostener esto es que la población de India es la única que seguirá creciendo a un ritmo no inferior al 2% anual en los próximos 50 años, por lo que el país continuará aumentando su fuerza laboral joven, es decir, que tendrá el mayor número de gente en torno a los 25 años de edad y en muchos casos académicamente muy bien preparados.

Ésta, sin embargo, no será la única ventaja de India. El país, a través de una política proteccionista prácticamente inexpugnable, ha permitido a sus empresas alcanzar el nivel de desarrollo suficiente para competir internacionalmente. A pesar de que India pertenece a la Organización Mundial de Comercio (OMC), el Gobierno de Nueva Delhi es muy reacio a desmantelar ese escudo protector y cuando da un paso en esa dirección no lo hace sin contraprestaciones de los poderosos de la OMC: EE UU y la UE. Los negociadores comerciales indios son muy hábiles y los más duros (o eran si se tiene en cuenta que China está en la OMC desde hace dos años).

El escudo sin duda ha facilitado el desarrollo de empresas de tecnologías de la información, de farmacéuticas y de grupos industriales capaces de batir a muchos rivales internacionales. A pesar de que la agricultura tiene gran peso en la economía del país (más del 20%), el sector manufacturero y de servicios gana terreno rápidamente en el cómputo final del PIB. Los servicios financieros, ordenadores clónicos, programas informáticos eficientes y de bajo coste, automóviles hechos en asociación con marcas mundialmente reconocidas, medicamentos genéricos de calidad son algunos ingredientes del boom de la economía india del que todo el mundo busca sacar tajada.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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