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La nueva forma de hepatitis C crónica es menos lesiva

Un equipo español ha descubierto otro tipo indetectable por los métodos convencionales

La nueva forma de hepatitis C crónica descubierta por un equipo de investigadores españoles, capitaneado por el hepatólogo Vicente Carreño, se revela más leve que la hasta ahora conocida. El trabajo que dirige Carreño, presidente de la Fundación para el Estudio de las Hepatitis Virales, sugiere que el grupo de pacientes estudiado presenta menor carga viral y menor lesión hepática, así como unos niveles de transaminasas menos elevados y una mejor respuesta del sistema inmunológico.

El hallazgo de esta nueva forma de hepatitis C supone la existencia de pacientes infectados y no diagnosticados ni tratados, a pesar de haber sido estudiados por los procedimientos habitualmente empleados hasta ahora.

La infección es leve en la mayoría de los casos y sólo el 7% llega a desarrollar cirrosis
Todavía se ignora si los pacientes infectados pueden ser transmisores

En 2001 el equipo de Carreño empezó a trabajar con un grupo de 100 pacientes con alteraciones hepáticas sin causa identificada. Estos casos pertenecían a ese porcentaje del 10-18% de individuos con elevación de los valores normales de transaminasas y glutamiltranspeptidasas, dos marcadores cuya alteración indica algún tipo de daño en el hígado.

"Empezamos a hacer biopsias hepáticas", explica el hepatólogo, "y en los 10 primeros casos detectamos en la muestra obtenida la presencia del virus de la hepatitis C, que, sin embargo, no se hallaba en la sangre. Comprobamos que el virus estaba entero en el hígado, que se multiplicaba y generaba enfermedad. Para ello empleamos técnicas complejas, como PCR e hibridación in situ. Con estos mismos métodos pasamos después a analizar los linfocitos, unas células sanguíneas que normalmente no se estudian en esta situación, puesto que el procedimiento habitual es identificar solamente el virus de la hepatitis C en el suero y el plasma de la sangre. Si aquí no aparece, se descarta su presencia en el organismo".

Mediante estas comprobaciones, los investigadores observaron que en el 70% de los enfermos también había presencia de virus C en los linfocitos. Secuenciado y analizado el virus, se vio que pertenecía al subtipo 1b.

"Hasta ahora, con los métodos convencionales se nos escapaban un número de personas infectadas por el virus de la hepatitis C, calculado en unos 85.000 españoles y 29 millones en todo el mundo. Por el momento ignoramos la capacidad para transmitir la infección y si habría que modificar las normas de actuación en los bancos de sangre. Pero todo sugiere que las células sanguíneas de estos pacientes pueden estar infectadas por el virus C sin que se detecte por las técnicas convencionales", sostiene Carreño.

Estos resultados fueron presentados en Boston (EE UU) el 28 de octubre de 2003 ante 3.000 científicos, con motivo del congreso de la Asociación Americana del Estudio del Hígado. El 1 de enero de 2004 se publicaron en The Journal of Infectious Diseases, que destacaba el trabajo y le dedicaba el editorial por su "gran trascendencia". La comunidad científica internacional ha acogido con expectación esta investigación y diversos equipos de todo el mundo se han ofrecido a colaborar con el español.

En declaraciones de Carreño a este periódico, algunas de las dudas que surgieron fueron las siguientes: ¿se trata de un nuevo virus?, ¿es una mutación del virus C? o ¿será que estos pacientes reaccionan con una respuesta inmunológica diferente, porque poseen mejores defensas?

"Los estudios que hemos realizado hasta ahora en 150 pacientes revelan que hay una mejor respuesta inmune, pero no sabemos qué capacidad de contagio tienen. En nuestra experiencia, la infección es leve en la mayoría de los casos y sólo el 7% llegan a desarrollar cirrosis. Además, la mayoría de estos pacientes de hepatitis C crónica, diferente a la clásica, responden al tratamiento", explica.

Sólo el 5% de los 150 había recibido en algún momento de su vida transfusión sanguínea y, según se descartó, ninguno se había administrado drogas por vía parenteral ni se había hecho tatuajes o piercings.

Ahora el equipo español está estudiando grupos familiares de esta nueva forma de hepatitis C no identificable por los procedimientos convencionales, con el fin de averiguar eventuales vías de transmisión. Por ejemplo, en alguno de los pacientes investigados se había comprobado que el padre tenía la forma clásica de hepatitis C crónica y no estaba diagnosticado por no presentar sintomatología.

La hepatitis C, que es actualmente la primera causa de trasplante de hígado, se detecta como un hallazgo casual en el 99% de los pacientes, cuando éstos se someten a análisis médicos por diferentes motivos de consulta o por una simple revisión. En la mitad de ellos se desconoce cómo han contraído el virus.

El hepatólogo Vicente Carreño, ayer en Madrid.
El hepatólogo Vicente Carreño, ayer en Madrid.MANUEL H. DE LEÓN

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