Miradas con sosiego

Quienes recurren a la fotografía como forma de expresión pueden sentirse cada vez más satisfechos por la difusión y aceptación que alcanzan sus obras. Para ello no solo deben remitirse a la feria para la comercialización del arte que se celebra todos los años en Madrid, me refiero a Arco. Si bien este cónclave en su ultima convocatoria ha resultado paradigmático, el fenómeno se expande de manera imparable. Quizá todo esto provoque una reflexión en los mercados de la pintura en sus diferentes modalidades y, tal vez, deban replantearse algunos conceptos de su disciplina.

Muy consciente de estos cambios en el panorama del arte y siempre preocupada por encontrar obras con consistencia para aguantar el tirón de lo efímero de las modas, la sala Vanguardia de Bilbao ofrece estos días una exposición de una pareja alemana que trabaja en equipo. Se trata de Andrea Baumgartl y Michael Witte, formados en los fundamentos de la escuela de Bernd e Hilla Becher en Dusseldorf. No obstante, muy a su favor, han escapado de la tendencia de imágenes-objeto para incorporar aspectos personales de estilo muy atractivo y sugerente.

Manipulan tanto el blanco y negro como el color. Recurren a soportes sobre papel fotográfico o incluso a grandes ampliaciones tiradas en base a tintas de imprenta, también en papel. Parecen rehuir los soportes sintéticos. No sería de extrañar que esta actitud fuese una lógica prevención hacia el posible deterioro de su obra. Estos nuevos materiales, a pesar de la indiscutible belleza e impacto visual, ofrecen dudas de su estabilidad con el transcurso del tiempo. Esto supone un riesgo para los compradores, y por extensión para los autores, ya que este tipo de materiales pueden perder, en el mejor de los casos, parte de los tonos y cromatismos originales, y, siendo tremendistas, desaparecer absolutamente la imagen.

Las 18 imágenes expuestas descubren el pensamiento de unos autores que no desean estar subordinados al conformismo ni al acelerado trajín del mercado en los estilos artísticos. De esta manera, con criterios visuales propios captan motivos de extrema sencillez. No se preocupan por alcanzar la nitidez que permiten los cada vez más sofisticados instrumentos fotográficos. Parece que como si se tratase de una vuelta al origen de la técnica. Así, juegan con el simbolismo de las formas poco definidas sin perder de manera absoluta su referencia figurativa. Bellas imágenes, con una gran carga seductora donde se entremezclan paisajes y retratos, lo mismo que pequeños detalles de la vida cotidiana.