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La actual UE se prepara para acoger a más de un millón de inmigrantes del Este

Sólo Malta y Chipre se librarán de restricciones a los inmigrantes impuestas por los Quince

Carlos Yárnoz

El ingreso en la UE de 10 nuevos países a partir del 1 de mayo supondrá un incremento de la presión migratoria sobre los actuales 15 socios del club, y especialmente sobre Alemania y Austria. Más de 1,1 millones de personas en edad laboral procedentes del Este tienen la firme intención de establecerse en países de la actual UE en los próximos años. La cifra es más baja que la prevista o temida por algunos, pero los Gobiernos de la Unión ya han anunciado medidas para controlar el fenómeno.

El flujo anual, que a partir de 2007 se incrementará con la entrada de Bulgaria y Rumania, será de unos 220.000 inmigrantes, según un estudio difundido la pasada semana por la Comisión Europea y la Fundación para la Mejora de las Condiciones de Vida y Laborales, que destaca el hecho de que la renta media por habitante de esos países supera ligeramente el 40% de la media europea actual. A finales de la pasada década, ya había 900.000 trabajadores del Este instalados en la UE actual.

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Cerca del 1% de los ciudadanos de esos países mayores de 15 años tienen ahora la firme intención de instalarse en alguno de los Quince, aunque la tentación o el deseo de hacerlo se dispara al 3,1% en los países que entrarán el 1 de mayo (Lituania, Letonia, Estonia, Polonia, Hungría, Eslovaquia, República Checa, Eslovenia, Chipre y Malta) y al 4,6% si se suman Bulgaria, Rumania y Turquía (a finales de año se decidirá si Ankara inicia las negociaciones de adhesión).

El impacto, opina la Comisión, no será muy importante, salvo en áreas fronterizas de Alemania con Polonia o de Austria con la República Checa, Eslovaquia, Hungría o Eslovenia. Para mitigarlo, Bruselas propone importantes inversiones y ayudas comunitarias para esas zonas fronterizas. Fueron Alemania y Austria los que impusieron un periodo de transición, que puede prolongarse hasta siete años tras la ampliación, antes de aplicar a los actuales candidatos en toda su extensión el principio comunitario de la libertad de establecimiento de trabajadores en toda la UE.

Aunque se trata de una medida que se aplica con carácter voluntario, todos los países, salvo Irlanda, han anunciado ya que impondrán restricciones. En paralelo, Londres ha advertido de que limitará el acceso a los derechos sociales mientras Holanda ha puesto en marcha una legislación para expulsar a decenas de miles de solicitantes de asilo. Sólo Malta (380.000 habitantes) y Chipre (752.000), los dos candidatos más pequeños y con un buen nivel económico, están libres de ese tipo de restricciones.

Buena parte de esos inmigrantes potenciales son jóvenes bien preparados. Entre el 2% y el 3% con edades entre los 15 y los 24 años tienen decidido instalarse en la UE actual. Un tercio de ellos son estudiantes y una cuarta parte han concluido ya estudios universitarios. Para Bruselas, estos datos hacen suponer que los actuales socios del club europeo acogerán mano de obra de alta calidad y, por tanto, las ventajas que obtengan serán muy superiores a los riesgos. Entre estos últimos menciona los abusos en los sistemas de protección social, el aumento de la criminalidad en casos aislados o el impacto negativo sobre el mercado inmobiliario.

La mayor desventaja será para los propios países de origen, que se arriesgan a perder un elevado porcentaje de sus estudiantes ya formados con el consiguiente deterioro futuro del nivel de competitividad del país. En Bulgaria casi el 8% de los estudiantes tiene decidido abandonar el país en cuanto acaben sus estudios. La Comisión Europea sostiene que las previsiones actuales arrojan cifras y porcentajes más bajos que los estimados hace años. Estudios realizados entre 1994 y 1996 indicaban que el número de inmigrantes desde los países candidatos hacia la UE actual sería de entre tres y diez millones. En 2001, ya se rebajó a entre uno y cuatro millones en dos décadas.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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