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Un plan diseñado en París y aceptado en Washington

Por primera vez desde la guerra de Irak, Francia ha podido convencer a EE UU de que coopere en una operación internacional diseñada en París y esto ha llenado de satisfacción al jefe de la diplomacia francesa, Dominique de Villepin, que se felicitó ayer de una intervención militar franco-norteamericana que, en este caso, juzga totalmente ajustada a derecho. El contingente militar francés previsto se eleva a 350 hombres, procedentes de las guarniciones en las Antillas y en la Guyana francesa.

La posición de París comenzó a dibujarse a mediados de febrero. De Villepin planteó por primera vez la necesidad de una intervención extranjera, calificándola de "fuerza internacional de paz". El 24 de febrero, durante una visita a Hungría, Chirac dio cobertura a ese estrategia, calificando de "desastrosa" la gestión de Aristide. Al habla con Colin Powell, su homólogo francés recibió al principio una acogida fría. El Gobierno francés estaba mucho más inquieto por su antigua colonia que el Departamento de Estado norteamericano, pero éste adoptó un perfil bajo en la crisis y dejó hacer.

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La diplomacia francesa armó entonces un remedo de "comunidad internacional" a base de concertarse con la Comunidad del Mercado Común del Caribe y con Canadá. París buscó puntos de asilo para Aristide y reparó en que el presidente surafricano, Thabo Mbeki, no se oponía a recibirle. A medida que se producían avances de la guerrilla hacia Puerto Príncipe, las soluciones propuestas por De Villepin se volvieron más creíbles para Washington.

Las gestiones culminaron con una declaración de De Villepin el miércoles pasado, 25 de febrero, en que pidió públicamente a Aristide que "sacara las consecuencias" de su "pesada responsabilidad" en la crisis haitiana. El viernes 27, De Villepin recibió en París a una delegación del Gobierno haitiano y le exigió la salida de Aristide, que los representantes del todavía presidente rechazaron.

Aristide firmó la renuncia como presidente de Haití tras una noche de presiones a cargo de "diplomáticos norteamericanos", que le pusieron encima de la mesa documentos comprometedores para él, en concreto papeles relacionados con "tráfico de pasaportes haitianos para Al Qaeda", según informó ayer el enviado especial a Haití de TF1, la principal cadena francesa de televisión. Las primeras tropas norteamericanas y francesas llegaron a Haití prácticamente al mismo tiempo que el Consejo de Seguridad de la ONU legitimaba la intervención extranjera.

Haití ha proporcionado así un buen pretexto a la diplomacia francesa para recalentar las relaciones con Estados Unidos, en un proceso que Chirac y su ministro de Exteriores confían en culminar de aquí a junio, con motivo de los actos organizados para celebrar el 60º aniversario del desembarco de Normandía.

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