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Detenidos en Cuenca dos etarras con 536 kilos de explosivos para Madrid

Se sospecha que los terroristas iban a atacar un polígono empresarial situado junto a la N-II

Jorge A. Rodríguez

La Guardia Civil detuvo ayer a dos presuntos etarras e interceptó en Cañaveras (Cuenca, 400 habitantes) una furgoneta con 536 kilos de explosivos. Se sospecha que los terroristas pretendían hacerla estallar hoy en Madrid, en un parque empresarial junto a la Nacional II. El atentado iba a ser la prueba de la banda de que ha decretado una tregua en Cataluña, pero no en el resto de España. Se trata de la "acción espectacular" que las fuerzas de seguridad auguraban para antes de las elecciones generales del 14-M, aunque no descartan un nuevo intento. Los detenidos son el conductor de la furgoneta-bomba, que se entregó al ver llegar a los guardias, y el de otro vehículo de seguridad, que iba por delante.

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La furgoneta, robada en noviembre en Francia, llevaba atornillado en el interior un arcón metálico con 506 kilos de cloratita en sacos (un explosivo casero de ignición lenta), otros 30 de dinamita Titadyne (robada en Francia) en tubos de plástico, que debía servir para la deflagración inicial, y 90 metros de cordón detonante, que acelera el estallido. "Se ha evitado una masacre en términos de vidas humanas", dijo ayer en Madrid el ministro del Interior, Ángel Acebes.

La intención de ETA, según fuentes de la lucha antiterrorista, era penetrar en Madrid por la carretera nacional II (Madrid-Barcelona) aprovechando la enorme afluencia de tráfico que se produce todos los domingos por la tarde en esa carretera por el retorno del fin de semana. La acción era similar a la que ETA diseñó para poner fin a la tregua de 1998-1999 con dos furgones con 1.688 kilos de explosivos en conjunto, que la Guardia Civil interceptó el 20 de diciembre de 1999 en Calatayud (Zaragoza).

Los etarras tenían órdenes de poner la bomba en "un polígono empresarial de la N-II". En su poder llevaban un plano de Madrid, con un círculo que rodea el parque empresarial, pero que engloba también el aeropuerto "y parte de Alcalá de Henares", según fuentes de Interior. Las sospechas apuntan a que iban a atacar objetivos concretos. "Nada está confirmado", añadían, "y es posible que ETA lo dejara al albedrío de los detenidos".

Los investigadores creen, tras los primeros interrogatorios, que los etarras iban a aparcar la furgoneta, con el temporizador que llevaba ya activado, y avisar de la inminente explosión. "No está confirmado que fueran a avisar, pero es lo que han hecho en acciones similares anteriores", explicaron. El momento en el que previsiblemente iban a hacer estallar la carga era hoy por la mañana. Acebes dijo ayer que iba a ser "inminente; hoy, mañana o pasado".

Desde Francia

La operación de ETA había sido diseñada con gran precisión, pero se ha ido al traste por la inexperiencia de los terroristas y la intuición de los guardias de Cañaveras, que se encontraban en estado de "máxima alerta" (como todas las fuerzas de seguridad) ante las conocidas intenciones de la banda. Los terroristas detenidos son Gorka Vidal Álvaro, de 25 años, e Irkus Badillo Borde, también de 25, ambos sin fichar y vecinos de Bilbao. Los investigadores sospechan que se desplazaron a Francia para recoger la furgoneta con los explosivos, una Renault Trafic blanca. El vehículo que abría paso para advertir de cualquier posible peligro es propiedad de Irkus Badillo.

La dirección de ETA les instruyó para que regresaran a España por las fronteras de Aragón y viajaran por carreteras secundarias de Huesca y Zaragoza, para enlazar luego, a partir de Cuenca, hacia Madrid. La bomba estaba montada en un arcón metálico (que se convertiría en metralla con el estallido) de dos metros de largo, uno de alto y uno y medio de ancho, que estaba atornillado al piso.

La detención se produjo de madrugada. A la una y media de la mañana, Gorka Vidal se detuvo con la furgoneta-bomba dentro del casco urbano de Cañaveras, en las inmediaciones del cruce de la N-320 (Guadalajara-Cuenca-Albacete) con la CM-210 (Carrascosa del Campo-Molina de Aragón). Según la versión oficial, la llegada del vehículo fue controlada por la pareja del instituto armado de guardia en el pueblo que, alertada de la posibilidad de un atentado y como medida de precaución, anotó la matrícula y la comunicó a la central. Pero la placa no correspondía con la marca y modelo del furgón que citaban. Los agentes, con grandes precauciones (el guardia Antonio Molina Martín fue asesinado en Collado Villalba, Madrid, el 17 de diciembre de 2002 en una acción similar), se acercaron al transporte en el que estaba solo Gorka Vidal, que se rindió.

Mientras esto ocurría, carretera adelante, en dirección a Guadalajara, Irkus Badillo sufría un accidente de tráfico. "No sabemos si fue porque no veía venir detrás a su compañero o si supo que había sido interceptado", indicaron las fuentes consultadas. Badillo fue hospitalizado, aunque recibió el alta en pocas horas y fue conducido a dependencias de la Guardia Civil. Agentes del instituto armado practicaron tres registros en Miravalles y Zaratamo (Vizcaya).

La Guardia Civil, una vez practicadas las detenciones, desalojó numerosas casas de Cañaveras y agrupó a los vecinos en un colegio público para evitar riesgos ante una eventual explosión durante el alejamiento de la furgoneta. Ésta fue llevada a una zona aislada, donde se desactivó el mecanismo explosivo y se neutralizó la carga. La bomba, según Acebes, hubiera tenido estos efectos: "Un cráter de 35 metros de diámetro, un impacto mortal en 60 metros a la redonda y riesgo para personas y bienes en un radio de 1,5 kilómetros".

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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