Besos y abrazos desde el Maestranza

Enrique Villegas Vélez fue el primero en romper el hielo. El letrista y compositor de los carnavales gaditanos agachó la cabeza para que le pusieran la medalla, se volvió hacia la platea y empezó a lanzar besos de agradecimiento al público.

Y el protocolo se fue al garete.

Martirio lanzó besos, Sara Baras lanzó besos, Paz Vega lanzó besos... Así hasta que le toco el turno al dúo Los Del Río. Los de Dos Hermanas pusieron mirada torera, levantaron el brazo derecho y saludaron al tendido como si estuvieran en una plaza de toros.

Ayer se celebró en el sevillano Teatro de la Maestranza, en la ribera del Guadalquivir, enfrente de la Torre del Oro, el Día de Andalucía. El presidente de la Junta, Manuel Chaves, y el presidente del Parlamento andaluz, Javier Torres Vela, fueron los encargados de entregar las medallas de Andalucía y las placas conmemorativas a los hijos predilectos.

La cantante Martirio dedicó el premio a "su madre Isabel y a su madre Andalucía"

Sólo tres mujeres han sido galardonadas con las Medallas de Andalucía

En las tablas predominaban las corbatas. Sólo tres mujeres han sido galardonadas con las medallas: la actriz Paz Vega, la bailaora Sara Baras y la cantante Maribel Quiñones, Martirio. El científico Bernat Soria, el sindicalista Cándido Méndez, Antonio Romero y Rafael Ruiz (Los del Río), el impulsor del Carnaval de Cádiz Enrique Villegas, el empresario Francisco Barrionuevo, el profesor José Cazorla y el deportista Juan José Salvador también salieron del Maestranza con su medalla colgada del cuello. El filólogo Francisco Márquez Villanueva y el poeta Leopoldo de Luis se fueron algo más cargados. A ellos, además, les dieron una placa, porque ellos son las dos personas a las que el Gobierno regional ha nombrado Hijos Predilectos de Andalucía.

"Me siento doblemente satisfecho, por tener el premio y por estar en Andalucía". Leopoldo Urrutia de Luis, conocido en los ambientes literarios como Leopoldo de Luis, es uno de esos andaluces de fuera. Uno de esos cordobeses que se tuvo que marchar de la ciudad en la que nació en 1918. Cuando tenía 17 años, él y su familia emigraron a Madrid por problemas económicos. Desde entonces vive en la capital y en su voz, profunda y ronca, el acento se ha vuelto neutro.

Leopoldo de Luis, un poeta social de la generación de posguerra, fue uno de los encargados de pronunciar el discurso de agradecimiento en el Teatro de la Maestranza.

El que es poeta lo es siempre que escribe, aunque se trate de un discurso institucional.

Así que de la garganta de Leopoldo de Luis salieron versos: "Yo soy la Andalucía de la luz y la Andalucía de la sombra. / Soy la Andalucía de la risa y soy la Andalucía del llanto. / Escribir poesía es devolver al pueblo lo que el pueblo nos da en el curso de nuestra existencia. / Yo soy la Andalucía del primer cuarto de siglo pasado y soy la Andalucía de hoy".

El otro encargado de pronunciar el discurso de agradecimiento fue Francisco Márquez Villanueva (1931). A este filólogo experto en la figura del Quijote todavía se le nota el acento sevillano, pero rebajado. Vive en Estados Unidos desde 1959, año en el que tuvo que marcharse por las animadversiones que le acarreó su talante progresista. Francisco Márquez Villanueva es profesor de la prestigiosa Universidad de Harvard.

Sus palabras fueron menos líricas que las del poeta Leopoldo de Luis, pero más directas. Arremetió contra la visión rígida y centralista del Estado: "España no es, ni ha sido nunca un sillar macizo (...) España no ha sido más que la suma de las Españas".

Después de los discursos y del himno andaluz, los galardonados firmaron el libro de honor. Luego, fuera de todo protocolo, los premiados, con su medalla al cuello, compartieron su alegría en los pasillos del teatro de la Maestranza.

La actriz sevillana Paz Vega fue una de las primeras en hablar. Tenía prisa porque debía volver a Los Ángeles, donde está rodando Spanglish. Paz Vega nunca pensó que llegaría a "estar sentada al lado de señores tan ilustres". Claro que, seguramente, tampoco Felipe González, Carlos Amigo Vallejo y Javier Arenas pensaron jamás que iban a llegar a formar corrillo. Pero se cumplió. La actriz recibió -rodeada de escritores, científicos y artistas- la medalla, y González, el cardenal arzobispo de Sevilla y el ministro de la Presidencia estuvieron charlando después del acto de entrega.

Estaba claro que Martirio no podía asistir al acto sin sus gafas de sol y una peineta. Su tocado podría llamarse Estoque, virgen y toro. La cantante no se resistió a dedicar la medalla "a su madre Isabel y a su madre Andalucía".

La bailaora Sara Baras no dedicó el premio, pero sí dijo que no esperaba que le concediesen un galardón como este "tan pronto".

Curiosamente, Sara Baras no estaba muy suelta encima de las tablas durante el acto oficial. Al salir comentaba que "estaba muy nerviosa" porque ella se desenvuelve bien bailando en el escenario, "no en este tipo de actos".

A Cándido Méndez se le veía más cómodo -son ya diez años como secretario general de la Unión General de Trabajadores, diez años compareciendo delante de las cámaras de televisión-. Méndez dijo que la medalla era algo "muy importante" para él porque no ha nacido en Andalucía. Pero el dirigente de UGT comenzó su actividad sindical en la Federación de Constructores de Jaén: "Aquí todo lo que he recibido ha sido generosidad". Por último, Cándido Méndez, quiso trasladar el premio que acababa de recibir "a todos los trabajadores y trabajadoras de Andalucía y de España". De las elecciones no se habló.