"El 'plan Ibarretxe' no le pasará factura al PNV en Álava"

A sus 57 años, Emilio Olabarria acumula una dilatada experiencia política que le permite enfrentarse al reto de conseguir dos diputados para el PNV en Álava. Instalado en la ortodoxia del plan Ibarretxe, Olabarria asegura que la defensa de este proyecto no le pasará factura a los nacionalistas en Álava, donde los constitucionalistas suman mayoría.

Pregunta. Los constitucionalistas forman una sólida mayoría en Álava desde hace unos años. ¿Cómo afronta el PNV las elecciones en esta provincia?

Respuesta. Desde las pasadas elecciones autonómicas, el PNV ha ganado todos los comicios en Euskadi. En ese sentido, intentamos mantener ese flujo en Álava y consolidarnos como primer partido en votos, con lo que tendríamos posibilidad de conseguir dos diputados.

P. La llegada de Iñaki Gerenabarrena a la dirección del partido en Álava ha puesto al PNV de esta provincia en la ortodoxia del plan Ibarretxe, pero no ha dado resultados electorales. No se han recuperado ni la Diputación ni el Ayuntamiento de Vitoria. Esa apuesta por el plan Ibarretxe, ¿no le está pasando factura al PNV en Álava?

R. No está pasando ninguna factura al PNV ni se la pasará. Todo lo contrario. El plan Ibarretxe no se hace con la pretensión de recabar votos. Quien tenga la honestidad intelectual de leerlo detenidamente verá que se trata de un proyecto de convivencia que tiene acogida en la Constitución. No es un proyecto rupturista ni es sólo para nacionalistas: es para todos y pretende solucionar el problema secular de la convivencia entre vascos y españoles. Pero todo está siendo prostituido por unos intereses partidistas de PP y PSOE. Tergiversan el contenido utilizando términos como rupturista, secesionista,... El PSOE debería ver que el plan Ibarretxe es una oportunidad de oro para resolver el problema de convivencia que sufre Euskadi.

P. ¿Cree que ese plan vale igual para Álava que para las otras dos provincias vascas, con un claro predominio nacionalista?

R. Sí, porque la sociología de los tres territorios no es tan diferente como se proyecta. La sociología no está vinculada a los partidos que gobiernan las instituciones locales, es algo que va mucho más allá. Es cierto que Álava es más cambiante que Guipúzcoa o Vizcaya donde de manera recurrente gana el PNV, pero eso no significa que en la sociología alavesa no pueda caber un plan donde se utiliza como legitimación algo tan querido para los alaveses como son los derechos históricos.

P. Cuando el PNV estuvo instalado en la moderación, con políticos como José Ángel Cuerda, pudo gobernar durante años la provincia y ahora no parece posible.

R. Cuerda no es una persona que haya refutado específicamente el plan Ibarretxe. Emilio Guevara sí es más beligerante, algo que me cuesta comprender porque es un hombre que cree firmemente en la foralidad y el plan defiende ese elemento.

P. ¿Por qué se ha degradado tanto el clima político?

R. Cuando las vías de interlocución están bloqueadas hay que repartir las culpas entre todos. El PP se niega a entrevistarse con el lehendakari a pesar de las invitaciones que le ha hecho. Con el PSE hay una cierta interlocución, pero no hay posibilidad de alcanzar acuerdos políticos porque sufre una crisis recurrente donde no se termina de identificar cuál es la línea dominante. Y con la izquierda abertzale hay una asignatura pendiente: condenar la violencia.

P. ¿Y que responsabilidad tiene el PNV?

R. Quizá al PNV le falte más cintura a la hora de presentar sus propuestas, pero mi experiencia es que en el partido hay una verdadera obsesión por alcanzar acuerdos. Se intentan negociar los presupuestos, las leyes, todo, pero nos topamos con la cerrazón más absoluta, con una oposición frontal al todo, sin matices.