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ELECCIONES 2004

Dos escaños bailan en Vizcaya

PNV y PP aspiran a mantener los dos diputados que lograron en 2000 por escaso margen

Nunca un resultado electoral estuvo tan abierto en el feudo peneuvista por excelencia. Y nunca unos pocos miles de votos pueden decidir el casillero final de dos de las nueve actas de diputado que están en juego en Vizcaya en estos comicios: el cuarto representante que ganó por escaso margen el PNV en 2000 y el tercer diputado logrado por el PP, los dos grandes beneficiarios de aquella contienda electoral.

Todos los partidos hicieron historia, para bien o para mal, en las pasadas elecciones generales en esta provincia, desde la desaparición del diputado que tenía IU hasta la caída a la tercera posición de los socialistas. El histórico resultado del PP, gracias al empuje de la mayoría absoluta que redondeaban los populares en toda España, desplazó al PNV de la primera posición en la capital y en dos municipios como Getxo y Ermua (cerca del 40% del censo de la provincia). A ello se sumó la desaparición de los representantes de Batasuna de los bancos del Congreso, entonces por decisión propia y que ahora será por orden de los tribunales.

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Mucho han cambiado las cosas desde entonces. Para empezar, todos los partidos con posibilidades reales de obtener representantes han cambiado sus cabezas de cartel. Iñaki Anasagasti, voz de los peneuvistas en Madrid desde hace más de tres lustros, ha entregado el relevo a Pedro Azpiazu; el histórico dirigente socialista Txiki Benegas ha dejado paso a otra gran conocedora del funcionamiento de las Cortes, la diputada Arantza Mendizabal. El fichaje del PP para Vizcaya es el todopoderoso número dos del Ministerio del Interior Ignacio Astarloa, que obliga a resituar a Jaime Mayor Oreja en Álava. Por IU, Igor Irigoyen, un joven abogado metido a director de Cooperación al desarrollo en la consejería de su jefe de filas, Javier Madrazo, tiene el difícil reto de recuperar el escaño perdido en 2000 por José Navas.

"El problema es que nuestra gente ve estas elecciones como algo lejano. Y encima nuestro cuerpo electoral viene de haber pasado dos confrontaciones, las autonómicas de 2001 y las últimas municipales, de vértigo, en las que nos jugábamos el ser o no ser. Nuestra labor en esta campaña es hacerles ver lo que nos jugamos, que es mucho". Quien así se confiesa es un dirigente del PNV, que además es consciente de otra de las novedades de campaña: la petición de voto nulo que ha hecho el mundo de Batasuna. "Aunque es una apuesta muy arriesgada para ellos, necesitan contarse", asegura.

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La cosa se complica para el PNV -que se impuso en 99 municipios en 2000, el 32% del censo vizcaíno- al no ir en coalición con EA porque, como dice gráficamente y sin ánimo de ofender dicho dirigente peneuvista, "son votos que van a la papelera", en alusión a las escasas posibilidades que tiene Josu Erkiaga -también nuevo en la liza- de ser catapultado al Congreso de la mano de EA. El partido de Begoña Errazti no ha dejado de perder votos y porcentaje en las tres últimas elecciones generales en este territorio.

Los populares tienen por delante una campaña de reválida. Cualquier resultado que no sea repetir escaños no entra en su discurso oficial, aunque con la boca pequeña los responsables de campaña admiten que entrar en el cuerpo a cuerpo con el PNV puede "despertar a ese mundo", como ya pasó en las últimas autonómicas, en las que el miedo a perder el poder movilizó como nunca al electorado nacionalista, y hacerles perder un diputado.

Tal vez por ello Astarloa ha realizado una precampaña sujeta milimétricamente al guión, siguiendo los pasos de Mariano Rajoy en la presentación de sus propuestas y promesas, y dejando a Mayor el cuadrilátero para descargar su terremoto verbal contra el nacionalismo, pero también contra los socialistas. Está por ver si la constante apelación de Mayor al voto útil del constitucionalismo con pedigrí frente a los constitucionalistas a media jornada, como considera Mayor a los socialistas "maragalizados" de Patxi López, va a resultarles rentable en las urnas.

Los socialistas van a hacer su campaña: intentar recobrar la segunda posición, la centralidad y, sobre todo, un buen número de votos que conviertan a Eduardo Madina, tercer candidato y líder de las juventudes socialistas vascas, en diputado. En la precampaña, sus dirigentes, y sobre todo su secretario general, Patxi López, no han dejdo sin contestar ni una sola de las invectivas de Mayor. Y sin querer dedicarle muchos minutos al ex ministro de Interior, un político que "representa el pasado", según López, los socialistas parecen más interesados, por ejemplo, en sacudirse el buen resultado cosechado por los populares en los principales municipios de la Margen Izquierda.

Otro test del 14-M se libra en Bilbao, que en 2000 cayó del lado popular por primera vez desde la restauración de la democracia y los comicios de 1977 en detrimento del PNV.

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