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Entrevista:JOSEP LLUÍS CAROD ROVIRA | Cabeza de lista de Esquerra Republicana | ELECCIONES 2004

"Si Franco no logró que tirara la toalla, Aznar tampoco lo conseguirá"

Xavier Vidal-Folch

Josep Lluís Carod Rovira, cabeza de lista de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) por Barcelona, sigue en el ojo del huracán por su entrevista con ETA a principios de año. Espera conservar buena parte del medio millón de votos que obtuvo en las autonómicas del año pasado.

Pregunta. ¿Ha tenido la tentación de tirar la toalla?

Respuesta. No, pero ha sido duro. Me he acordado de mi detención en 1973, con los 113 de la Assemblea de Catalunya. Si Franco no logró que tirara la toalla, tampoco lo conseguirá Aznar.

P. ¿Se siente apestado?

R. El PP usa de forma brutalmente desproporcionada mi reunión con ETA: contra mí como político emergente; contra Esquerra como opción independentista pacífica; contra el Gobierno de izquierdas de Cataluña y la posibilidad de un Gobierno de izquierdas en España; contra el PSOE.

"Tendemos la mano a la España progresista para superar el autismo del Gobierno de Aznar"
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P. Usted lo facilitó, los efectos de su cita devastan. Si sigue en primera línea, persistirán.

R. Los efectos devastadores han sido provocados por las armas de destrucción masiva de las conciencias, auspiciadas desde La Moncloa. El nivel democrático de la mayor parte de los medios de comunicación a escala estatal se ha revelado de baja intensidad. No persiguen como yo la desaparición definitiva del terrorismo en todas partes, en Cataluña, en España, en el País Vasco y en Irak, porque el derecho a la vida no tiene fronteras. Cuando miembros del Gobierno insultan, injurian, mienten y calumnian, es que no tienen argumentos políticos. Por eso celebro que Rajoy envíe un mensaje de sosiego.

P. ¿De verdad será diputado?

R. Yo soy militante de un partido, y estoy al servicio de una causa política, la causa de mi país y de la libertad. El partido y yo mismo decidiremos, tras el 14 de marzo, en función de nuestros resultados y de cómo quede el mapa, cómo puedo servir mejor a esta causa política.

P. Encabezar una lista es establecer un precontrato con el electorado. No ocupar el puesto para el que uno ha sido elegido es hacer trampa.

R. Si esto fuera así, nadie podría votar ahora al señor Duran Lleida, porque hace sólo tres semanas que ejerce como diputado en el Parlamento de Cataluña. No existe un único lugar desde el cual yo pueda ser útil.

P. Usted reconoce el error de la entrevista de Perpiñán, pero sólo de formas, cuando en este asunto la forma es el fondo.

R. Para acabar con la violencia todas las formas, si no son violentas, son buenas. El error que yo he reconocido es institucional: como conseller en cap yo no debería haber asistido a esa reunión. Ese error ya está rectificado, ya no soy conseller en cap y ya no soy miembro del Gobierno. Cuando representantes de los Gobiernos de UCD, del PSOE y del PP se entrevistaban con ETA, formas aparte, ¿era positivo? Sí. ETA dura más que el franquismo, lleva 45 años de existencia. Eso demuestra que no ha conseguido sus objetivos por la vía del terrorismo. Y que tampoco por la vía de la fuerza legítima de la acción policial de que disponen los Estados democráticos, se ha conseguido ponerle fin. Debemos aprender de otros lugares. A finales del siglo XX había tres conflictos violentos de naturaleza política en Europa: Irlanda del Norte, Córcega y el caso de ETA en el País Vasco. En los dos primeros los grupos violentos están inactivos. Hubo contactos, negociaciones, acabó la violencia. Yo quería que con ETA ocurra lo mismo.

P. Pero los Gobiernos de UCD, el PSOE y el PP estaban legitimados para dialogar, tenían la competencia para conducir la lucha antiterrorista.

R. Con ETA ha hablado todo el mundo, no sólo Gobiernos, también todos los partidos vascos, políticos franceses e italianos. El diputado socialista Javier Rojo dijo en las Juntas Generales de Álava: "Es obligación de todo gobernante hablar con ETA". Ahora bien, yo no lo hice como gobernante.

P. Debió concertarse con el Gobierno.

R. No conozco a nadie que haya tenido una reunión con una organización terrorista que luego haya ido dando explicaciones a diestro y siniestro.

P. Hasta los Gobiernos del PSOE y del PP lo hicieron cuando Argel y cuando Zúrich.

R. Pero es que yo no formo parte del Gobierno del Estado. Hablo de mis referentes, otros partidos democráticos del País Vasco. Cuando han tenido contactos han mantenido rigor y discreción para que algún día su grano de arena contribuya a dar el fruto, el fin del terrorismo.

P. El PNV le criticó.

R. No exactamente. Hay muchas declaraciones, públicas y privadas.

P. Abrió su campaña como un plebiscito sobre su actuación. Sacude indebidamente al elector.

R. Nadie de Esquerra pronunció la palabra plebiscito. En todo caso, esa interpretación se ha reconducido. Hay quien desea que yo desaparezca de la escena. Lo que deba hacer ERC lo decidirá ERC. Basta del cinismo de quienes usan esta crisis para conseguir lo que no consiguieron y temen no conseguir en las urnas.

P. También Esquerra está utilizando este asunto, y la lucha antiterrorista, en clave electoral.

R. ERC ha sido agredida y debe defenderse. ¿Cómo? Sosteniendo nuestras propias convicciones, que no han cambiado. El terrorismo es ajeno a los valores de la sociedad catalana. Yo estoy orgulloso de haber contribuido a que en Cataluña no haya terrorismo, de las primeras conversaciones que culminaron con la desactivación de Terra Lliure. Pero cuando a uno se le criminaliza no sólo por los aspectos formales, sino por el fondo, debe someter ese fondo a los ciudadanos. El terrorismo no acabará sólo con acción policial y judicial. En alguna fase será necesaria también una intervención de la palabra. Cuanto antes, mejor.

P. Cuando lo de Terra Lliure, usted se concertó con los Gobiernos catalán y español.

R. Eso fue después de las dos primeras conversaciones, en una segunda fase.

P. Al no informar en forma al Gobierno, como le pidió el presidente Maragall, corrió el riesgo de hacer verosímil el comunicado de ETA sugiriendo que negoció una paz por separado.

R. Es alucinante que alguien dé crédito a un comunicado de ETA, nunca había sucedido.

P. En un artículo de Avui en 1991 y en su reunión con Otegi defendía una tregua sólo para Cataluña, y ahora dice que no. Explique su evolución en esto.

R. No estoy dispuesto a ser el único que deba dar explicaciones. ¿Cuándo dará explicaciones el PP por no haber condenado la dictadura franquista? No está legitimado para pedir explicaciones a los demás. Ha llegado el último a la democracia y quiere darnos lecciones a los que siempre luchamos por la democracia, también durante la dictadura. El último que llegue, que se ponga a la cola. Aznar ni es ni ha sido nunca paladín de la democracia.

P. Zaplana dijo que el Gobierno catalán tiene cuatro socios, pues ERC trae al cuarto, ETA.

R. Él debe de tener experiencia en esto, porque si utilizáramos sus mismos argumentos, recordaríamos que se reunió con las FARC colombianas y diríamos que el Gobierno de España tiene dos socios, el PP y las FARC. No caeremos a ese nivel.

P. Maragall propone renovar el Pacto Antiterrorista. Ustedes dijeron estar dispuestos a estudiarlo, ¿en qué condiciones?

R. El combate democrático contra la violencia y el terrorismo debe ser un combate conjunto de todos los partidos democráticos. Algo debe ocurrir cuando resulta que ningún partido catalán, ni gallego ni vasco, ha suscrito el pacto actual. Ocurre que todos compartimos el objetivo del antiterrorismo, pero este pacto no es el instrumento adecuado. Su preámbulo condena a los nacionalistas. En este pacto nosotros no tenemos cabida, porque nos excluye. Otra cosa sería otro pacto en el que participase la totalidad de grupos democráticos del Estado, donde no se condene la libre opción de cada uno y que incorpore la idea para acabar con el terrorismo, al lado de la acción judicial y policial, en algún momento deberá aparecer el uso de la palabra.

P. ¿Qué propone sobre fiscalidad?

R. Una fiscalidad justa para las personas y para los pueblos: la actual no lo es. Individualmente beneficia más a quienes más tienen. Y colectivamente, en el caso catalán hay un desequilibrio que limita la calidad de la sanidad, olvida que el 18,5% de nuestras familias son pobres... el Gobierno catalán necesita que una parte más importante del esfuerzo fiscal de los catalanes se gestione desde Cataluña para hacer frente a estas realidades.

P. Concrete sobre el IRPF y las plusvalías.

R. Las fórmulas deben responder a la idea de que quien tiene más paga más, y quien tenga menos recursos debe pagar menos.

P. ¿Y sobre el acceso a la vivienda?

R. Lo primero es hacer confluir las iniciativas de todas las administraciones para rehabilitar vivienda y facilitar el acceso al alquiler a los jóvenes, mediante un uso rotatorio (lo dejarían a medida que aumentasen sus ingresos) o agrupando a la gente mayor en pisos grandes de difícil mantenimiento individual. Hay propuestas sociales en el programa de gobierno de Cataluña que podrían ser del máximo interés para el resto.

P. ¿Y sobre inmigración?.

R. Cataluña representa el 16% de la población, pero acoge a una cuarta parte de la inmigración del Estado. Cataluña debe tener margen de decisión y recursos para gestionar los flujos. Para ello, necesitamos competencias. Y a nivel general, hay que afrontar el reto social que supone la inmigración desde la laicidad, desde la idea de compartir, todos, deberes y derechos.

P. Su propuesta para España.

R. Debemos superar la España de los tópicos y los clichés. Los tópicos desde el resto sobre Cataluña y los de Cataluña sobre el resto. Cataluña está dispuesta a compartir todos los progresos y mejoras. Tendemos la mano a la España democrática y progresista que quiere establecer la nueva cultura del diálogo y superar el aislamiento y el autismo del Gobierno de Aznar, que no habla con nadie más que con Bush.

Josep Lluís Carod, durante la entrevista en su despacho del Parlament.
Josep Lluís Carod, durante la entrevista en su despacho del Parlament.JORDI ROVIRALTA

CARNÉ DE IDENTIDAD

Josep Lluís Carod Rovira, tarragonés de la cosecha de 1952, soñó en ser periodista, acabó de filólogo y se metió muy joven en la rebeldía antifranquista, subsección izquierdista/independentista. Recaló al fin en la añeja Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), a cuya secretaría general se encumbró en 1996 tras haber reconducido a los terroristas de Terra Lliure, junto con Àngel Colom, hacia las playas pacifistas. Desde entonces, ERC sólo crece. Es uno de los arquitectos del Gobierno de izquierdas catalanistas en la Generalitat. Su cita con ETA, el 4 de enero, aún levanta polémica. Lector empedernido, tiene en la mesilla de noche Les mentides del PP (varios autores, editorial Angle). Su última película, La pelota vasca, de Julio Medem. "No es ironía", asegura.

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