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Reportaje:

Microsoft prolonga su 'strip-tease'

La compañía asegura que la filtración del código de Windows en Internet no frenará sus planes de compartirlo con gobiernos y empresas

Patricia Fernández de Lis

Microsoft decidió hace tres años desnudar a la niña de sus ojos, el código fuente de Windows, para compartirlo con 3.000 empresas, universidades y gobiernos. Pero la filtración del código, el pasado jueves, ha puesto en duda la seguridad de la iniciativa. El responsable del programa, Jason Matusow, explica que la compañía tiene la certeza de que la filtración no provino de estos organismos, y añade: "Continuaremos compartiendo Windows. Este asunto no va a frenarnos".

Revisar Windows es una tarea compleja: 12 años de trabajo para un programador. El 20% de quienes firman la licencia para acceder a Windows nunca lo hace
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Jason Matusow tuvo mucho trabajo, y muy duro, el pasado viernes 13. La propiedad intelectual más valiosa de Microsoft, el código de Windows, estaba circulando por Internet, y la compañía aseguraba que no se había producido ningún ataque contra sus sistemas, ni tampoco una filtración interna. Sólo había una posibilidad: el código se había publicado desde alguna fuente externa, bien por un descuido, bien de forma intencionada.

Matusow es el guardián del código de Windows, el encargado de diseñar y controlar la iniciativa por la que Microsoft decidió hace tres años compartir el corazón de su más valiosa propiedad intelectual con más de 3.000 empresas, universidades, gobiernos y organismos internacionales, entre ellos el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) español. La fuga podía provenir, por tanto, de un fallo en la seguridad de este programa, en el que Microsoft ha centrado gran parte de su lucha contra Linux, cuyo código es abierto y modificable.

"Nuestra primera reacción", explica Matusow, "fue estudiar los hechos, recopilar todos los datos y tratar de averiguar lo que había pasado". Y la conclusión a la que ha llegado Microsoft es que "una tercera parte" -es decir, un desarrollador o socio de la compañía, a los que Mcirosoft

presta el código de Windows para que puedan diseñar sus productos- ha publicado ilegalmente esta propiedad intelectual en Internet. Matusow no quiere entrar en los detalles, pero asevera: "Estamos seguros al 100% de que la filtración no proviene de los organismos que se han adherido al programa de código

compartido". Por eso, insiste, "este asunto no va a frenarnos".

Microsoft diseñó su estrategia de código compartido hace tres años. El programa es muy complejo, y las negociaciones para la cesión pueden prolongarse durante meses, pero, básicamente, Microsoft cede a determinados clientes empresariales y organismos la facultad de consultar el código fuente de Windows. ¿Por qué querría nadie hacerlo? El código fuente es el conjunto de instrucciones informáticas que se dan al ordenador para que, cuando se ejecuta una orden, se produzcan los resultados que se ven en la pantalla. Son productos complejos de programar y de revisar. Microsoft calcula que leer las 40 millones de líneas de código que tiene Windows supone 12 años de trabajo para un programador.

Pero el código es vital, es el pulmón del sistema, y que funcione bien depende de que esté libre de agujeros y vulnerabilidades a los virus. La cesión del código es una señal de confianza que Microsoft quiere mostrar hacia sus clientes, que, por su parte, tienen ya la opción de olvidarse de Windows y utilizar programas de fuente abierta como Linux. Microsoft, en todo caso, "no es una compañía de código abierto", explica Matusow. Los organismos que firman la licencia de código compartido pueden revisarlo, pero no modificarlo.

Matusow cree que los resultados de la iniciativa son "muy positivos", aun reconociendo que el 20% de quienes firman la licencia ni siquiera le echan un vistazo al código. "Les damos todos los recursos que necesitan, y nunca lo miran. Yo creo que piensan que, si las cosas van mal, ahí lo tienen, para revisarlo".

Microsoft insiste en que no hace dinero con esta iniciativa, pero no quiere desvelar lo que gasta en ella. Matusow sí tiene claro lo que vale: "¿Cómo valoras el coste de Windows? Es la propiedad intelectual más valiosa de la industria".

Jason Matusow, en una visita reciente a Madrid.
Jason Matusow, en una visita reciente a Madrid.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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