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Reportaje:

Sobrevivir al gigante

Los comerciantes del sur de la región protestan contra el centro Xanadú, al que acusan de estrangularles económicamente

La galería de alimentación que hay en la avenida de la Hispanidad, en Fuenlabrada, apenas tiene actividad un jueves al mediodía. Un carnicero bosteza y lee el periódico rodeado de carteles que pretenden animar al comprador: "Bajó el cordero", "Bajó el cerdo". Pero apenas hay clientes. La galería tiene 45 tiendas, de las que sólo 30 están abiertas. El resto tienen echado el cierre a cal y canto. Hay varios carteles de "Se vende". El aspecto de cierta parte de la galería es fantasmal, tan sólo un bar abierto con un cochecito mecánico a la puerta anima el ambiente. Del vehículo, cada cierto tiempo, sale la melodía de El coche fantástico, una serie de televisión de los años ochenta. A la misma hora, cualquiera de los 12 centros comerciales con que cuenta la comarca sur se encuentra abarrotado de clientela.

"El comercio pequeño se ha quedado para cuatro gatos", asegura un tendero
6.000 empresarios están convocados para apagar sus tiendas por la noche

Los comerciantes minoristas de esta zona están en pie de guerra contra las grandes y medianas superficies, los grandes devoradores de clientes y los causantes de, según ellos, todas sus penurias. La guerra, sobre todo, va contra el gigante comercial Madrid Xanadú, enclavado en Arroyomolinos. El pasado mes de enero, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid admitió a trámite el recurso de la Federación de Comerciantes y Empresarios del Sur de Madrid (Fecosur) contra el decreto regional que permite a Xanadú abrir todos los días del año por motivos de "interés turístico". Para los pequeños tenderos ésta ha sido una primera victoria.

Fecoesur asegura que unos 700 comerciantes tuvieron que cerrar durante 2003 sus negocios por falta de clientes. Julio Vallejo, presidente de esta asociación, explica que el dato lo han extraído de la información municipal, del epígrafe de los trabajadores registrados como autónomos. El 30% de esos comercios que tuvieron que echar la persiana estaban dedicados a la alimentación; el 20%, a la venta de ropa, y el 50% restante, a distintas actividades, según los datos de Fecoesur.

A partir de mañana, los comerciantes sureños emprenderán una serie de movilizaciones para que tengan eco en la Comunidad de Madrid y en los Ayuntamientos sureños. Cerca de 6.000 empresarios han sido convocados para que durante la noche mantengan los establecimientos apagados. Así pretenden dejar las calles de los municipios a oscuras para resaltar la importancia que el pequeño comercio tiene en la vida cotidiana.

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Los apagones se harán desde la hora del cierre hasta el horario de apertura. "Dejarán a muchas calles a oscuras e incrementarán la sensación de inseguridad ciudadana", advierten los organizadores de la protesta. De paso, los comerciantes quieren pedir a las administraciones que no concedan más licencias a centros comerciales. Además, los minoritarios están en contra de la decisión de la Consejería de Economía y Tecnología de mantener los 21 días de apertura en festivos para 2004. "La tarta es pequeña y ya somos muchos a repartir", se queja Javier Segura, presidente de la Asociación Profesional de Comerciantes de Fuenlabrada. En este municipio hay unos 1.500 comercios minoritarios, y en el último año han tenido que cerrar 75, sobre todo de alimentación, ropa y calzado, según Segura. Los 300 comerciantes que pertenecen a esta asociación aseguran que desde que Madrid Xanadú abrió el pasado mes de mayo han tenido unas pérdidas de 1,2 millones de euros.

Otros, en cambio, sobreviven a base de astucia. Rufino Uceda lleva 13 años al frente de su negocio especializado en tallas grandes. Su local está en una calle céntrica de Fuenlabrada y tiene una clientela asidua. "Me he especializado porque no puedo luchar contra ellos. Trabajo con tallas especiales y no tengo competencia con nadie", explica con misterio, como si con ese ellos quisiese englobar a un mal grande y desconocido. El problema que le viene a Uceda es que dentro de poco, ellos se van a materializar en un nuevo centro de El Corte Inglés que se implantará en el municipio. Con su sección de tallas grandes incluida. Rufino no sabe qué hará entonces.

Hay casos, como el centro comercial Tres Aguas de Alcorcón, que lo que comenzó siendo un proyecto para reunir al comercio minoritario de la zona, terminó convirtiéndose en una gran superficie. La asociación de comerciantes de este municipio tiene un proyecto, llamado Procentros, con el que pretende revitalizar las zonas comerciales con aparcamientos, mobiliario nuevo, etcétera. "Es decir, que los centros de las ciudades recuperen la vida para el comercio", explica José Miguel de la Torre, primer teniente de alcalde de Alcorcón. El proyecto ha sido aprobado por el pleno municipal y ahora tiene que recibir el visto bueno del Gobierno regional.

La situación no es mejor en otros municipios como Arroyomolinos. En esta localidad, donde está ubicado Xanadú, los comerciantes lo tienen muy difícil para establecerse. En el último año han cerrado cinco establecimientos, dedicados al deporte, a los regalos y a las telas. "En determinadas zonas, encima, el metro cuadrado de local comercial cuesta más de 2.300 euros", denuncia un empresario.

Otro problema al que se enfrentan los pequeños comerciantes es que la mayoría de los negocios son familiares. Y los hijos, después de ver lo mal que lo pasan los padres, no están por la labor de continuar con la tradición. "Un chaval de 18 años no quiere trabajar aquí. Los horarios son malos y hay que trabajar los sábados. El comercio pequeño se ha quedado para cuatro gatos", explica un comerciante getafense.

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