El juez imputa al administrador de la armadora del 'Prestige' 15 meses después

Transcurridos más de 15 meses del siniestro del Prestige, el titular del juzgado número 1 de Corcubión (A Coruña), Javier Collazo, encargado del caso, aún no ha tomado testimonio al representante legal de Universe Maritime, la compañía armadora del infausto petrolero. La declaración no fue posible hasta ahora porque las partes no se ponían de acuerdo sobre la condición legal en que debía comparecer el administrador de la naviera, el ciudadano griego Michael Margretis. Finalmente, el juez accedió ayer a reclamar el testimonio de Margretis como imputado.

Margretis es el tercer imputado en el caso, tras el capitán del Prestige, Apostolos Mangouras, y el director general de la Marina Mercante, José Luis López-Sors, quien ha asumido toda la responsabilidad por la decisión de negar al barco abrigo en puerto y ordenar su traslado mar adentro.

En un primer momento, también fueron imputados el delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa, y el capitán marítimo de A Coruña cuando ocurrieron los hechos, Ángel del Real, pero posteriormente el juez retiró los cargos contra ellos.

Hasta en dos ocasiones, desde mayo de 2003, el juez Collazo había insistido en solicitar el testimonio de Margretis solamente como testigo y rechazó los argumentos de la fiscalía, respaldados por los representantes del Estado y de Nunca Máis, que reclamaba que el representante de Universe Maritime compareciese como imputado.Al final, el juez ha acabado aceptando un recurso de reforma del ministerio público al admitir que Margretis no puede comparecer como simple testigo, ya que el cargo que ocupaba en la empresa explotadora del Prestige le capacitaba para tener el "suficiente conocimiento" del estado del petrolero y para tomar sobre él "decisiones estratégicas trascendentes". En la resolución que se conoció ayer, el juez concluye que, "sin ánimo de anticipar un pronóstico de culpabilidad" sobre Margretis, su "eventual responsabilidad penal en los hechos que se investigan no es una posibilidad imaginaria, irreal o ilusoria".

La lentitud con que avanza el proceso penal en el juzgado de Corcubión y las dilaciones en la práctica de determinadas diligencias están exasperando a algunas de las partes personadas en el caso. Mangouras, por ejemplo, no ha vuelto a declarar desde diciembre de 2002, a los pocos días del siniestro. Las acusaciones que con posterioridad presentaron querellas en las que incluían al capitán entre los inculpados no han conseguido que Collazo ordene un nuevo testimonio de Mangouras.

Fuentes de una de las partes personadas en la causa se quejaron también de no se haya vuelto a practicar ninguna prueba presencial en el juzgado desde poco antes del verano de 2003. Collazo dispone aún de un juez de apoyo para poder dedicarse con más intensidad a la investigación sobre las responsabilidades por la mayor catástrofe ecológica de la historia de España y el complejo entramado internacional que se esconde tras el Prestige sin que lo distraiga el trabajo habitual de un pequeño juzgado de pueblo.

"Situación de riesgo"

La abogacía del Estado saludó con alborozo una resolución que refuerza su estrategia de descargar las responsabilidades en la compañía armadora. La tesis de los representantes legales de la Administración, respaldada en ese punto por los abogados de Nunca Máis, es que, además de las actuaciones de Mangouras a bordo del petrolero, la naviera es responsable por haber creado una "situación de riesgo". Entre los hechos que tratan de utilizarse contra Universe Maritime figuran el estado de conservación del buque y la escasa cualificación profesional de sus tripulantes.

Por otra parte, el Consejo de Ministros aprobó ayer el último balance de los gastos que ha supuesto a la Administración el combate contra la catástrofe ecológica, que ascienden a casi 185 millones de euros. La mayor parte de esa cantidad, 157 millones, se ha destinado al flete de buques y aviones de reconocimiento y a la preparación de las operaciones para rescatar las 13.000 toneladas de fuel que aún permanecen en el pecio del petrolero.