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Francisco Morales describe la visión de Sevilla de los viajeros extranjeros

El libro recoge textos comprendidos entre los años 1500 y 1850

"George Borrow dijo que si tuviera que vivir en el Paraíso, éste sería un patio sevillano", recordó ayer el profesor Francisco Morales Padrón en la presentación de su libro Otra imagen de Sevilla. La visión de los viajeros extranjeros (1500-1850), que ha publicado Caja San Fernando. El ex decano de la Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla recoge las opiniones de los viajeros de otros países que llegaron a la ciudad en ese periodo.

Morales Padrón, que presentó su libro -282 páginas plagadas de hermosas ilustraciones- en la sede de la caja, resaltó que el proceso de gestación de la obra fue largo. "El libro nació hace muchos años, casi tantos como tengo", explicó el profesor. "Siempre que edito otro libro estoy pendiente de él como si fuera el primero. Yo no sabía si editaría este libro algún día. Me parecía difícil porque requería muchas ilustraciones. No tenía preparada la canastilla. Y me encontré con la sorpresa de una incomparable canastilla", señaló en agradecimiento a Caja San Fernando.

Militares, escritores, geógrafos, botánicos e incluso futuros emperadores dejan constancia de la impresión que les causó la ciudad en unos siglos en que los viajes y los intercambios culturales no eran tan comunes como hoy día. Morales Padrón ha sido director del Departamento de Historia de América y de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.

Ignorancia

Morales Padrón recordó que en ocasiones le impresionaba "la ignorancia que tienen muchos sevillanos de la Historia de Sevilla". "Se presume de ser sevillano, pero se ignoran muchas veces las razones para presumir", agregó el profesor.

El libro se divide en cinco partes bajo los siguientes epígrafes: Los viajeros de los siglos de Oro; Ilustración y curiosidad; Viajeros y soldados; Detrás de los soldados, los viajeros; y Los viajeros románticos. Cada parte desarrolla los asuntos más variopintos. Todos los aspectos de la vida social, económica y cultural son tratados por estos extranjeros.

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Así, el libro dedica referencias a temas tan diversos como el "maléfico viento solano"; los majos y majas; las cigarreras, bandoleros, gitanos y mendigos; las mantillas y abanicos; los lugares de hospedaje; la agricultura y las fábricas; los monumentos; las calesas, diligencias y barcos; la olla podrida, el puchero y el cocido; las grandes fiestas; las corridas de toros; la pintura...

"El libro no se reduce a Richard Ford, George Borrow y Alejandro Dumas. Se manejan 60 viajeros. El libro termina con Maximiliano de Austria, el primer Habsburgo que va a viajar a América", relató el profesor.

Morales Padrón comentó que "frecuentemente se da una primera visión negativa de la ciudad". "De entrada, Sevilla repele, sobre todo si el viajero llega en invierno. Las calles son infernales. Están llenas de charcos, barro, basura", dijo. Luego, esta primera impresión negativa se corrige.

Con todo, Morales Padrón indicó que, a veces, la impresión es positiva desde el principio, en especial en aquellos viajeros que entraron en la ciudad por la Puerta de la Carne. Es el caso de Alejandro Dumas.

Hay una serie de respuestas que se repiten en los extranjeros que llegan a la ciudad andaluza, como su admiración por la Catedral, la Giralda y el Alcázar. "Todos o casi todos despotricaron por la situación del Archivo de Indias", añadió el ex decano de la Facultad de Filosofía y Letras.

Pequeñez del pie

Morales Padrón desgranó abundantes matices de las miradas de estos extranjeros. "De la mujer sevillana se elogia la pequeñez del pie", comentó. "También se resalta la afición de los sevillanos por el teatro", agregó. El elogio a la gran temporada de ópera de la ciudad es asimismo moneda común entre los que llegan.

Morales Padrón hizo hincapié en la importancia de la figura del guía en este deambular por Sevilla. Al guía responsabiliza el profesor de muchas de las leyendas y fantasías que circulaban como hechos históricos. "El guía -por epatar o llamar la atención- cuenta cosas truculentas. No me extraña que la visión distorsionada de Don Juan venga de una versión dada por los guías", aseveró el profesor. "Se ha dicho que un libro de viajes es un libro de aventuras. Éste es un libro de aventuras", concluyó Morales Padrón.

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