Alemania fracasa en su intento de implantar un peaje a los camiones
El Gobierno, que cifra en 6.500 millones el perjuicio sufrido por el Estado, cancela el contrato
Alemania ha fracasado estrepitosamente en su plan de instalar un sistema de peaje por setélite para camiones en las autopistas que inició en junio de 2003. Ayer, el Gobierno alemán rescindió el contrato con Toll Collect, el consorcio de Deutsche Telekom y DaimlerChrysler, después de comprobar que no hay garantías de que el proyecto esté listo para finales de 2004, último plazo concedido al consorcio. Toll Collect tiene ahora dos meses para responder al Gobierno y si no acepta las condiciones se deberá someter a un arbitraje. El Gobierno alemán cifra en 6.500 millones de euros el perjuicio sufrido.
Gobierno y consorcio intentaron llegar a un acuerdo en la noche del lunes al martes, pero el Gobierno rojiverde acabó convenciéndose de que las modificaciones que proponía Toll Collect eran inaceptables. El consorcio pretendía establecer un límite entre 500 y 800 millones de euros anuales como penalización por eventual incumplimiento de contrato e introducir una cláusula que permitiera la rescisión unilateral, según destacó el ministro alemán de Transportes, Manfred Stolpe, que ayer fue públicamente respaldado por su jefe, el canciller, Gerhard Schröder. "Esta actitud nos hizo sospechar que el propio consorcio no confía demasiado en su tecnología", afirmó el ministro. El fiasco fue calificado como "dañino para la tecnología alemana" por Stolpe.
Motivos para desconfiar de Toll Collect hay de sobra. Así lo demuestra la accidentada historia de este peaje, iniciativa que generó rechazo entre los transportistas de diferentes países, entre ellos, los españoles. DaimlerChrysler y Deutsche Telekom se hicieron con la licitación en junio de 2001. Hubo ofertas extranjeras, pero el Gobierno, al parecer, quiso encomendar la nueva tecnología a dos baluartes de la economía germana. Para ello, el entonces ministro de Transportes, Kurt Bodewig, exigió garantías para asumir eventuales penalizaciones por incumplimiento de 7,5 millones de euros diarios.
Esa cláusula excluyó a los competidores de Deutsche Telekom y DaimlerChrysler, pero el favoritismo fue tan evidente que una de las perjudicadas (Ages, controlada por Vodafone) recurrió a la justicia, una batalla que se saldó a finales de 2002 con la entrada de Ages como minoritario en Toll Collect y la rebaja de la garantía. Toll Collect se comprometió a implantar el sistema el 1 de septiembre de 2003.
No ocurrió así. En verano quedó claro que las dificultades técnicas del sistema, que requiere coordinar la navegación por satélite con puntos de control en las autovías y dispositivos en los camiones, eran mucho mayores de lo que siempre admitió Toll Collect. Desde entonces, la introducción del peaje ha sido retrasada una y otra vez, muy a pesar del Gobierno alemán, que ya había previsto ingresos de más de 2.600 millones de euros anuales.
Nuevo plazo
La última oferta de Toll Collect consistió en prometer una primera versión del sistema para finales de 2004. El Gobierno lo dio por bueno, pero en la noche del lunes al martes decidió que la letra menuda de la propuesta era inaceptable. Stolpe insistió ayer en que Toll Collect tiene dos meses para modificar su postura y evitar la anulación del contrato. Portavoces del consorcio anunciaron que se examinará esta posibilidad. De no llegar a un acuerdo, ambas partes se encontrarán en un tribunal de arbitraje que deberá decidir sobre perjuicios financieros que el ministro cifra en 6.500 millones de euros.
La disposición de Stolpe a dar plazos a Toll Collect tiene que ver con la falta de alternativas. Cambiar ahora de consorcio, además, supondría un nuevo retraso, es decir, otros miles de millones de euros no percibidos por el Estado. Pero lo tendrá que hacer.
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