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Batasuna facilita al tripartito que la ley universitaria llegue al pleno sin cambios

PP y PSE critican el acuerdo con SA, que pide al Gobierno que "no se avergüence"

La ley universitaria quedó ayer lista para su debate en pleno, tras lograr el tripartito aprobar el dictamen en comisión sin cambios, gracias a la abstención de Sozialista Abertzaleak (SA). El tripartito había advertido desde el principio de que no iba a admitir ninguna enmienda, lo que llevó al PP y al PSE a tachar el debate de "pantomima" y de "farsa y asalto por la fuerza" para dar "apariencia de discusión parlamentaria" a una ley "pactada de antemano con Batasuna". Este grupo pidió al Gobierno que reconozca "sin vergüenza" que ha negociado la ley con ellos.

Si, como parece lógico, el grupo de la ilegalizada Batasuna mantiene en el pleno su abstención de ayer en comisión, la Ley del Sistema Universitario vasco será una realidad en breve. Lo que la consejera Anjeles Iztueta, de EA, no logró en diciembre por la vía del proyecto de ley se hará realidad con la fórmula de la proposición de ley presentada ahora por los grupos del tripartito.

El texto aceptado ayer es el aprobado en noviembre en ponencia, que incorporaba las enmiendas de SA, PP y PSE, pese a que estos dos últimos grupos se opusieron rotundamente a que se incluyeran las suyas. Fue el modo que encontró el PNV de no dejar en la estacada a Iztueta, con los problemas internos que ello hubiera supuesto en el Gobierno, y a la vez evitar que la ley apareciera como fruto del acuerdo con los radicales, imagen que el lehendakari, Juan José Ibarretxe, quiere evitar a toda costa, ya que lo contrario supondría la ruptura de su principal compromiso electoral en la campaña de 2001.

La socialista Isabel Celaá acusó al Ejecutivo de haber dado con "la dosis justa" de acuerdo que quiere con Batasuna: la imprescindible para obtener su abstención y sacar la ley adelante, pero no tanta como para que ese grupo dé un voto afirmativo. "Por eso no van a admitir ninguna enmienda", añadió. Celaa tachó de "farsa" y "asalto parlamentario en toda línea" el debate de ayer. "Van a sacarla [la ley] por la fuerza, sólo por eso", acusó, para añadir: "Si éste es el debate que quieren para el plan Ibarretxe, no les arriendo la ganancia".

La discusión reprodujo los argumentos ya oídos a la oposición sobre la vulneración de la autonomía universitaria o la igualdad de oportunidades y fallos en la financiación. También redundó en la acusación peneuvista de que PP y PSE no han querido nunca negociar y en la reivindicación por Batasuna de lo pactado con el Gobierno. Si este grupo sostuvo en rueda de prensa en diciembre pasado que hablaba "dos veces por semana" con el viceconsejero de Universidades, Jon Barrutia, mientras el Gobierno negaba la existencia de tal negociación, ayer llamó al Ejecutivo a no avergonzarse de ella. La representante de SA, Jone Goirizelaia, se quejó de que el tripartito no admita la existencia de negociaciones. "Si este texto está así es porque hemos empleado mucho tiempo en él. No es el nuestro, pero hay muchas cosas nuestras, negociadas con nosotros, y eso hay que reconocerlo, sin vergüenza", espetó a los grupos del Ejecutivo.

El portavoz del PP, Iñaki Ortega, les exigió luego todo lo contrario: "Que se avergüencen, den marcha atrás y no consientan este acuerdo". Pero lo cierto es que en la práctica ni siquiera hubo debate, ya que el presidente de la comisión, Martin Aranburu, de EA, reconvertido luego en portavoz de los tres grupos -Izquierda Unida ni siquiera llegó a usar su turno- anunció, nada más empezar la reunión, que el tripartito no admitiría enmienda alguna. Fue su argumento para negarse a posponer la sesión, como reclamaba el PP por no haberse publicado las enmiendas ni traducido del euskera las de Batasuna, y a abrir una nueva ponencia, como solicitó la socialista Isabel Celaá.

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Aranburu afirmó que el proyecto del Gobierno ya tuvo "un largo proceso de interlocución", tanto parlamentaria como con el mundo académico y sindical, cosa que negaron tanto populares como socialistas y dijo querer evitar "otra especie de comedia". Ambos grupos constitucionalistas decidieron retirar sus enmiendas, 71 del PP y 50 del PSE. Celaá añadió que su grupo se mantendría en la sala "por cortesía", aunque, tras el anuncio de Aranburu, "lo que procedería es marcharnos".

Ortega reiteró la protesta habitual del PP por la presencia e intervención de SA y acusó al tripartito de acudir al Parlamento "con pantomimas, tras decisiones tomadas de antemano. Llevan dos años pactando esto con Batasuna", sostuvo. Ortega negó la existencia del "largo proceso de interlocución" aludido por Aranburu. "No al menos aquí ni con los grupos parlamentarios. No hay más que ver la tomadura de pelo de hoy".

El peneuvista Xabier Ormaetxea acusó tanto a Celaá como a Ortega de no haber tenido nunca intención de pactar nada en la ponencia y haberlo demostrado al no defender en ella sus enmiendas.

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