Bruselas lanza el primer debate para cambiar el Pacto de Estabilidad
Los excesos en el déficit serán permitidos si la deuda está controlada
La Comisión Europea lanzará este miércoles el primer debate para modificar la aplicación del Pacto de Estabilidad, una vez que Berlín y París han forzado dejarlo en suspenso. Seis años después de la introducción del euro en los mercados, Bruselas propone valorar la deuda pública tanto como el déficit, permitir déficit excesivos en casos concretos o exigir un superávit con fines determinados en épocas de vacas gordas.
Una de las alternativas que plantea la Comisión para "actualizar" la aplicación del Pacto se centra en la deuda pública, cuyo límite de referencia es el 60% del producto interior bruto (PIB).
Bruselas planteará que el déficit público de un país pueda sobrepasar temporalmente el límite del 3% del PIB establecido en el Pacto (es su regla de oro) cuando ese hecho se deba a una reforma estructural de gran calado (fiscal, laboral o de grandes inversiones en infraestructuras, por ejemplo), pero con la condición de que la deuda pública esté por debajo del 60%. En todo caso, también se exigiría al Gobierno afectado que tenga un plan concreto para regresar en breve a posiciones deficitarias por debajo del 3% del PIB.
La fórmula podría beneficiar a Alemania y Francia, hoy claros incumplidores del Pacto por sus excesivos déficit, o a Reino Unido, en peligro de entrar en el mismo pelotón, pero no a Italia, uno de los países cuya deuda supera el 100% de su PIB, un grave problema que también sufren Grecia o Bélgica. Para ellos, la Comisión propone idénticos castigos (vigilancia y supervisión públicas de Bruselas y, en último término, depósitos convertibles en multas) que los previstos para quienes superan el sagrado límite del 3% del PIB en sus déficit.
Parar el reloj
Hay otra opción que maneja Bruselas que sí puede beneficiar a Alemania, más que a Francia. Hoy, el Pacto prevé que no se aplicarán sanciones a los países que sufran déficit excesivo (más del 3% del PIB) cuando en un solo ejercicio hayan sufrido un retroceso económico superior al 2% de su PIB, pero el Ejecutivo comunitario se plantea ahora la posibilidad de que un periodo de recesión, como el que sufrió Berlín el año pasado, sea suficiente como para detener el reloj durante un año antes de emprender la vía de las sanciones. Una vez más, siempre que la deuda esté por debajo del 60% del producto interior bruto.
Es más, la Comisión, como guardiana del Tratado de la Unión Europea y del Pacto de Estabilidad, aceptaría que, en épocas en las que todo esfuerzo para superar el estancamiento es bienvenido, aquellos países con deuda pública inferior al 60% puedan contraer un déficit público aceptable (alrededor del 1% del PIB) debido a un mayor gasto para reanimar la economía.
Además, Bruselas propone que se tengan en cuenta más los déficit subyacentes que los déficit nominales, porque estos últimos reflejan más una situación concreta y puntual debido al momento económico determinado (el estancamiento de estos años, por ejemplo), mientras que el subyacente muestra también si el país tiene o no tiene bases más sólidas para encarar el futuro (es decir, si tendrá o no aumentos de gasto público en las pensiones por el progresivo envejecimiento de la población).
Por otra parte, Eurostat, la oficina estadística de la Unión, ya anunció el pasado día 11 que, en casos muy determinados, algunas inversiones en grandes proyectos de infraestructuras promovidas conjuntamente por el Estado y las empresas privadas no serán tenidas en cuenta a efectos de fijar el déficit público. Eso sí, en esos casos deberá quedar claro que al menos los riesgos de construcción del proyecto (entrega tardía, sobrecostes...) corren a cargo del socio privado.
En el otro lado de la balanza, Bruselas pretende que el Pacto de Estabilidad tenga tanta influencia en época de vacas gordas como en la de vacas flacas. Por eso, se plantea que también se considere "una violación del Pacto" el hecho de que, en bonanza económica, un país concreto no logre hacerse con superávit presupuestarios y los emplee en reducir su deuda pública. Incluso podrán establecerse alicientes para actuar en esa línea.
Balón de oxígeno
El debate que ahora abre la Comisión, dicen fuentes oficiales del Ejecutivo comunitario que preside Romano Prodi, no puede ser entendido como "un balón de oxígeno" para Berlín y París, que el pasado 25 de noviembre lograron que los ministros de Finanzas (Ecofin) dejaran en suspenso la aplicación del Pacto. Por el contrario, esas fuentes recuerdan que la Comisión Europea ha llevado al Tribunal de la Unión ese acuerdo, y ahora los magistrados, por el procedimiento de urgencia, determinarán si la decisión adoptada por el Ecofin fue o no ilegal.
"La Comisión quiere tener un primer debate de orientación con el objetivo de mejorar la gobernanza económica de la zona euro y de potenciar la coordinación de las políticas presupuestarias", aseguran personas próximas al comisario de Asuntos Económicos de la UE, Pedro Solbes.
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