"Pensé que nunca volvería a verte", le dijo el preso a su madre al llegar de Guantánamo
La defensa pedirá responsabilidades al Gobierno por permitir un "secuestro" de dos años
Sodia pudo abrazar a su hijo y hablar con él una hora. Hamed Abderramán Ahmed, de 29 años, acababa de llegar a Madrid procedente de Guantánamo (una base estadounidense en Cuba), donde ha permanecido dos años sin derechos. "Lo primero que me dijo fue: 'Pensé que nunca más volvería a verte", explicó ayer Sodia, mientras se deshacía en elogios al juez Baltasar Garzón por esa hora de gracia. El abogado de Abderramán, Javier Nart, anunció que exigirá responsabilidades a España y EE UU por "el secuestro" de su cliente durante dos años.
Abderramán ha estado dos años sometido, como los casi 650 seres humanos que siguen en Guantánamo, a una "detención ilegal y arbitraria", según denuncia el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados. Sin derechos, enjaulado, interrogado sin saber de qué se le acusaba ni si su cautiverio sería eterno. "Esa situación de detención ilegal y arbitraria en España sería delito", explicó Javier Nart.
La primera misión era sacarle de allí y someterlo en España a un proceso con todas las garantías.
"Desde que en Guantánamo se subió al avión y vio que los policías hablaban español se sintió feliz de dejar de ser una cosa para volver a ser un ser humano", explicó Nart, quien en breve abandonará la defensa de Hamed porque no quiere representar a acusados de terrorismo. Nart rehusó detallar las condiciones de "extrema dureza" de Guantánamo pero sí resumió la odisea de Abderramán: "Lo detuvieron en noviembre de 2001 en la frontera de Afganistán y Pakistán, y estuvo retenido dos meses. Fue transferido a Kandahar y, de allí, a Guantánamo; estuvo en el infame campo Rayos X, y, ahora, en el campo cuatro".
Hasta el 26 de febrero
Nart pretende que esos dos años de cautiverio se computen como pena cumplida en caso de que Hamed sea condenado por integración en banda armada, cargo por el que el Garzón decretó su encarcelamiento. "El juez suspendió el interrogatorio y lo mandó al ala penitenciaria del hospital Gregorio Marañón para ver, con chequeos físicos y psiquiátricos, si el cautiverio le ha dejado secuelas", explicó. Estará hospitalizado hasta el día 26, cuando previsiblemente volverá a declarar en la Audiencia Nacional.
El juez permitió a la familia estar una hora con el preso. "Quiero darle las gracias a todos, sobre todo a Nart, y también a Garzón por devolverle la libertad como persona a mi hermano y que nos dejara abrazarle. Estamos felices de que esté aquí, la pesadilla ha terminado, pero estaremos más felices cuando Guantánamo deje de existir", declaró Nashija Abderramán, la hermana del llamado talibán español.
"Lo primero que me dijo fue: 'pensé que nunca más volvería a verte", dijo Sodia, la madre del detenido. ¿Cómo lo encontró? "Cansado, ojeroso, más delgado, pero contento. Supongo que antes de soltarlo lo habrán tratado para que pareciera mejor, pero a mí me pareció un poco ido", aseguraba uno de sus hermanos.
Ahora, según Nart, toca exigir responsabilidades por una situación que no dudó en comparar con el secuestro de Segundo Marey por los GAL. "Pediremos responsabilidades al Gobierno español y al de EE UU", dijo. El letrado fue muy crítico con el Gobierno español: "Hasta el 24 de diciembre, cuando Garzón pidió su extradición, el Gobierno había aceptado que se violaran sus derechos, dejando a la familia en la más completa soledad. Durante dos años ha habido una acción ignorante y ahora la ministra de Exteriores, Ana Palacio, dice que todo empezó a moverse en diciembre".
Pero a Palacio le preocupa más el "limbo jurídico" de los presos de Guantánamo que sus condiciones físicas, informa desde Toledo Isabel Salvador. Según la ministra, con el caso de Guantánamo se está librando "una batalla de principios, valores y respeto de lo que es el Estado de derecho, tal como lo entendemos nosotros y EE UU". La ministra espera que la liberación sea "un primer paso" para acabar con el "limbo jurídico" de Guantánamo.
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