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Reportaje:

Los niños también son solidarios

¿Puede un menor ser voluntario? Esta simple pregunta se hicieron en septiembre un grupo de alumnos de 4º de la ESO del colegio Argantonio de Cádiz que están ahora a un paso de constituir la primera asociación andaluza de menores voluntarios. Una idea que nació en la clase de Religión del centro educativo.

"Dábamos religión pero no nos convencía limitarnos a la parte que se estudia, queríamos conocer otras religiones y más cosas. Nos pusimos a pensar para ver qué cambios podíamos hacer y pasamos de la Religión a hablar de solidaridad. Luego vino una charla de la Asociación Madre Coraje y gracias a la profesora Amalia Márquez pusimos en marcha todo esto", cuentan Paloma, Fernando y Juan Ramón, algunos de los estudiantes que se atropellan entre ellos para contar la experiencia.

Alumnos de 4º de ESO de Cádiz ponen en marcha la primera asociación andaluza de menores voluntarios

Los alumnos gaditanos, que pululaban ayer en Sevilla por los expositores de las demás asociaciones en el Segundo Congreso Andaluz del Voluntariado, han pasado de apadrinar tres niños en Centroamérica a ayudar en la Residencia de Ancianos San Miguel, servir a los más desfavorecidos en el comedor María Ortega, cooperar con las asociaciones Madre Coraje y Junior, donde dan clases a alumnos con menos recursos y con problemas de integración (todas en Cádiz).

El próximo proyecto es colaborar con asociaciones de síndrome de Down de Cádiz. Alumnos de 2º de la ESO del centro se han unido a estas actividades y ahora son 25 chavales, entre 12 y 16 años, los que compaginan las salidas nocturnas con la solidaridad. Son responsables, "no puedes faltar cuando quieres y hemos firmado un papel que nos compromete", aclaran, y lo que más les ha llamado la atención en estos seis meses solidarios es la soledad de los ancianos.

"Aunque no tengamos 18 años queremos colaborar y que no nos cierren las puertas", afirman. De momento lo han conseguido y las mañanas de los sábados dedican unas horas a los demás. Están constituidos como grupo juvenil y esperan las subvenciones económicas de Asuntos Sociales para crecer. "Estoy emocionada del éxito de los chicos aunque también desbordada", comenta Amalia Márquez. La profesora de Historia y Religión del colegio Argantonio, señala que como ninguno de los alumnos tiene 18 años ella es la orientadora y coordinadora de las actividades que realizan. "Los chicos funcionan y las asociaciones no son reticentes por su edad y se demuestra que hay algo más que el botellón", asegura. Amalia Márquez, voluntaria en otras organizaciones, aclara que la ayuda no es compatible con las malas notas. "Saben que lo primero son los estudios y que no los pueden descuidar, aunque de momento hemos visto que estas actividades ayudan y motivan a los que van peor en clase", señala.

Los chicos de Color Esperanza, nombre que han elegido para la asociación, tienen miras universitarias que quieren compatibilizar con las acciones solidarias. De momento han conseguido ser voluntarios y que, desde la Junta, se busque una solución para que puedan organizarse. Ilusionados y con ganas de ayudar, no hicieron mucho caso a las palabras de clausura del segundo Congreso Andaluz del Voluntariado: "Abracémonos en un compromiso aunque sea un pacto de los derrotados" citando al escritor argentino Ernesto Sábato.

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