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54º FESTIVAL DE CINE DE BERLÍN

Los filmes de Rohmer y Loach son acogidos con indiferencia

'Triple agente' da una lección de historia y 'Ae fond kiss' trata la intransigencia religiosa

Acabó prácticamente el festival, a excepción de la película belga de clausura, que se proyectará a concurso esta noche después de conocerse los premios. Dos grandes nombres, Eric Rohmer y Ken Loach, han sido los encargados de cerrar la competición. Ambas películas han sido recibidas con aplausos, que no ovaciones, dividiendo a la audiencia entre los entusiastas y quienes consideran ambos filmes un tanto déjà vus.

Esta edición ha estado protagonizada por personajes femeninos fuertes
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Es evidente que ambos directores tienen estilo y personalidad propios. Nada puede asombrar, pues, que Triple agente, la de Rohmer, sea una película básicamente hablada, en la que no conviene perder una frase, ni que Ae fond kiss, el intraducible título de Ken Loach, vuelva a tratarse de un tema social, en este caso la intransigencia religiosa, tanto musulmana como católica. Ni que las dos películas sean obras de madurez, interesantes, de las que hay que ver. Eso es bueno, aunque ninguna de ellas haya sido una sorpresa. Loach y Rohmer son cineastas necesarios, y sus trabajos son siempre recibidos con esperanza, que no defraudan.

Rohmer cuenta en Triple agente una historia inspirada en un hecho cierto, pero con personajes y situaciones de ficción, la de un ruso blanco, general zarista, que vive refugiado en el conflictivo París del Frente Popular, junto a su esposa, una artista griega. Cuando ésta entabla amistad con unos vecinos comunistas, comienza a preguntarse sobre las actividades políticas del marido, aún amigo de los soviets, visitante de ministerios nazis y agente secreto, ¿pero de quién? El complejo mundo diplomático que rodeó la guerra de España, la exaltación del nazismo y finalmente la Segunda Guerra Mundial, culminó en el sorprendente pacto germano-soviético de no agresión, algo que escapó a las previsiones del astuto triple agente de la película. Una lección de historia que va más allá de la etapa a que se refiere y que, en definitiva, sugiere que nada es lo que parece y que nadie es quien dice, síntesis que expresó en la rueda de prensa la principal productora del filme, ante la ausencia, por enfermedad, de Eric Rohmer. Quizá lo más sorprendente de su intervención fuera el reconocer que no había encontrado en Francia financiación suficiente para la película, y que ésta sólo fue posible gracias a la coproducción con Italia, Grecia, Rusia y España (Alta y Tornasol).

Ae fond kiss, de Ken Loach, con guión de su habitual colaborador Paul Laverty, propone la historia de amor entre un muchacho paquistaní cuyo matrimonio con una prima ha sido ya organizado por sus familias, y una muchacha escocesa, profesora de música en un colegio católico. No les dejarán en paz. Si a él no le permiten abandonar la tradición familiar, a ella la expulsarán del colegio, donde la vida privada de los maestros cuenta tanto o más que su talento profesional. Una maraña social les envuelve, suprimiendo su libertad. En Ae fond kiss, como en las demás películas de Loach, la buena intención se da por hecho, al igual que el buen hacer de sus protagonistas, en este caso, Atta Yaqub y Eva Birthistle, quien, como tantas otras actrices que hemos visto en este festival, tiene sensibilidad, coraje, incluso llega a conmover.

Esta edición de Berlín ha estado protagonizada por personajes femeninos fuertes, y el jurado no lo tendrá fácil para dar el premio a la mejor actriz. Hay que recordar que está presidido por Frances McDormand, y que forman parte de él la italiana Valeria Bruni Tedeschi, la iraní Samira Makhmalbaf y la etíope Maji-da Abdi. Los tres hombres del jurado son el norteamericano Dan Talbot, el italiano Gabriele Salvatores y el alemán Peter Rommel. No lo tienen fácil, no.

Pero en esta disquisición no figurará seguramente la banalidad taiwanesa 20, 30, 40, de la actriz, cantante y directora Sylvia Chang, en la que, junto a otras dos famosas cantantes asiáticas, interpreta las peripecias amorosas de tres mujeres de las edades que el título señala (aunque sobre el personaje de la propia Chang, la de cuarenta años, la productora advierte que representa menos edad, lo que no es evidente ni mucho menos necesario). Comedieta con atisbos dramáticos (el terremoto que de vez en cuando sacude Taipei, con la misma debilidad que tienen las turbulencias sentimentales de las protagonistas). La película no pasará a la historia, aunque deja la molesta sensación de habernos hecho perder el tiempo. Pero no hay por qué asustarse, ya que es bien difícil que 20, 30, 40 se estrene en nuestras latitudes. Siempre es un consuelo.

Ken Loach (a la derecha), con los actores Atta Yaqub y Eva Birthistle, director y actores de <i>Ae fond kiss, </i><b>en Berlín.</b>
Ken Loach (a la derecha), con los actores Atta Yaqub y Eva Birthistle, director y actores de Ae fond kiss, en Berlín.REUTERS

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