Una exposición descubre en Bilbao los dibujos del arquitecto Arne Jacobsen
Los dibujos y acuarelas que realizó Arne Jacobsen (Copenhague, 1902-1971) reflejan la mirada sensible y reveladora de un arquitecto que de joven quiso ser pintor, pero que también se formó como albañil antes de comenzar sus estudios universitarios. La delegación en Bilbao del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro (Alameda Mazarredo, 71) inauguró ayer una exposición de una veintena de estas ilustraciones que Jacobsen plasmó en cuatro cuadernos de viaje entre 1958 y 1965.
El descubridor de estas pequeñas joyas del diseñador de la popular silla apilable Hormiga (1953) es el también arquitecto Félix Solaguren-Beascoa (Bilbao, 1956), profesor de la Escuela de Arquitectura de Barcelona y experto en la obra y vida del autor danés. "Un colaborador de Jacobsen me habló de sus cuadernos de viajes, pregunté por ellos a la familia y los rescató de sus archivos". El resultado es un estudio de tres tomos editado por la Fundación Caja de Arquitectos y esta exposición.
Los dibujos reflejan la formación neoclásica de Jacobsen, quien tampoco olvidaba la tradición danesa. Grecia y Roma se funden con la vivienda rural de su país, en un trazo austero, sencillo, pero impregnado del cariño por lo cercano. "La capacidad de ver desde la lógica moderna no olvida la identidad cultural; es curioso cómo en este periodo en Dinamarca no hay una ruptura radical con la tradición como la que se vive en el movimiento moderno, sino que hay una aplicación a esa tradición de la lógica moderna, por ejemplo, de las últimas aportaciones del diseño norteamericano", recuerda Solaguren-Beascoa.
Quizás por esa capacidad de síntesis las creaciones de Jacobsen soportan el paso del tiempo con elegancia, desde el edificio del Ayuntamiento de Rodovre (1956) a los cubiertos que diseño en 1960 y que Kubrick utilizó en su 2001, una odisea del espacio, sin olvidar estos dibujos, "de una coherencia tremenda", en opinión del comisario de la muestra.
