Rusia endurece la legislación antiterrorista
El presidente Putin introducirá la cadena perpetua pero no restablecerá la pena de muerte
Después del atentado contra el metro de Moscú, que ha causado un mínimo de 40 muertos, según los últimos datos oficiales, Rusia endurecerá la legislación contra el terrorismo con la pena de cadena perpetua, pero, en contra de lo que deseaban los dirigentes de los servicios de seguridad, no pondrá en práctica de nuevo la pena de muerte, actualmente congelada.
Rusia Unida, el partido de los seguidores del presidente Vladímir Putin, que es mayoritario en la Duma Estatal (Cámara baja), propuso ayer una enmienda al código penal para aumentar los castigos por delitos de terrorismo. De acuerdo con la propuesta, que debe ser debatida por el pleno, la condena mínima sería de 8 años (en lugar de los 5 años actuales) y la máxima, de cadena perpetua (en lugar de los 20 años contemplados hoy).
La víspera, el vicedirector del Servicio Federal de Seguridad, Viacheslav Ushakov, abogó por la abolición de la moratoria que, por decisión del Tribunal Constitucional, está vigente sobre la pena capital en Rusia. Ushakov, que dijo contar con el respaldo de sus colegas, propuso además que se otorguen poderes especiales a los órganos de seguridad siguiendo el modelo norteamericano (el patriotic act) tras el 11-S. "Debemos aprobar leyes que nos permitan adelantarnos a los delitos y no actuar cuando ya se han cometido", dijo el funcionario, que se mostró favorable a la posibilidad de arrestar a sospechosos sin decisión judicial.
"Entre los planes inmediatos de la Duma no se plantea la discusión sobre la pena de muerte", dijo ayer Borís Grizlov, ex ministro del Interior y jefe del grupo parlamentario de Rusia Unida. "Con este tema hay que ser muy cuidadoso", manifestó Grizlov. El martes, miembros de Rusia Unida se manifestaron tanto a favor como en contra de la pena capital, mostrando que no existe unanimidad en sus filas sobre este tema. Putin se ha pronunciado en varias ocasiones claramente contra la pena capital.
Rusia, que ingresó en el Consejo de Europa en 1996, firmó un protocolo en 1997 comprometiéndose a abolir la pena de muerte, pero no lo ha ratificado todavía. Los dirigentes rusos resuelven las contradicciones mediante un acomodo temporal, que permite no ejecutar sentencias de muerte (la última fue en 1996) sin abolir la pena capital. Por decisión del Constitucional, la pena de muerte está congelada hasta que todos los ciudadanos rusos tengan garantizado su derecho al juicio de jurados. La introducción del sistema de jurados concluye en 2007.
Putin indicó ayer que desea "rescatar" a liberales que no lograron representación parlamentaria en diciembre, al proponer a Vladímir Lukin, uno de los dirigentes del partido Yábloko, para el cargo de representante presidencial en derechos humanos. Otros políticos de Yábloko han sido incorporados a las instituciones rusas después de las elecciones.
Por otra parte, fuentes próximas a los servicios de seguridad relataron otra versión sobre la desaparición del candidato presidencial Iván Ribkin. Este político no perdió la cabeza en una juerga, sino que habría sido descubierto por los servicios de seguridad cuando comenzaba a poner en práctica un plan del magnate exiliado Borís Berezovski, de acuerdo con el cual Ribkin tenía que "desaparecer" hasta después de los comicios de marzo, lo que permitiría acusar a Putin y mantener en vilo a la opinión pública.
Sin embargo, los servicios de seguridad habrían desarticulado rápidamente el plan de Berezovski, señalaron las fuentes. Esto explicaría por qué los representantes oficiales se tomaron las denuncias con tanta tranquilidad y confirmaría que efectivamente Ribkin, tal como el mismo había dicho, era vigilado noche y día.
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