La dificultad de identificar un infarto
La amplia sintomatología de la isquemia miocárdica y el desconocimiento de los pacientes retrasan muchas veces la asistencia
Cada año mueren en España más de 35.000 personas por enfermedad coronaria, primera causa de muerte en nuestro país. Por su gravedad, resulta fundamental tratarla cuanto antes. Sin embargo, la gran variedad de síntomas con que se puede presentar un infarto dificulta su diagnóstico y, en consecuencia, retrasa su abordaje. Para dar a conocer a la población cuáles son los avisos del infarto y poder actuar con la máxima rapidez, el Cedars-Sinai Medical Center (Los Ángeles, EE UU) ha publicado un documento con los síntomas clásicos y otros no tan típicos pero más frecuentes en mujeres. Especialistas españoles consultados han permitido adaptar el contenido de este documento a nuestro contexto (véase ilustración).
El 53% de las mujeres que sufren infarto son diabéticas y a veces no presentan síntomas
"No todas las personas que tienen sensación de indigestión o dolor por gases están sufriendo un infarto agudo de miocardio, ni mucho menos", aclara Enrique Esplugas, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Bellvitge. "Pero es cierto que algunos síntomas atípicos pueden corresponder a enfermedad coronaria cuando aparecen en pacientes con alto riesgo de padecer esta patología, como es el caso de los ancianos, diabéticos o enfermos con afectación arterial en otras localizaciones. En estos casos, síntomas atípicos pueden ser indicativos de un infarto, y hay que actuar con celeridad".
"Las manifestaciones clínicas de la isquemia miocárdica aguda", explica Fernando Worner, de la Unidad Coronaria de Bellvitge, "incluyen un amplio abanico de síntomas, aunque a veces no da ningún aviso y se descubre en una revisión rutinaria y otras se manifiesta directamente en forma de muerte súbita. En medio de estos dos extremos, el infarto puede presentarse de muchas maneras, con lo que se complica el diagnóstico".
Las mujeres presentan con mayor frecuencia manifestaciones atípicas por padecer la enfermedad con mayor edad y tener una mayor incidencia de diabetes, circunstancias ambas en que los mecanismos normales de transmisión del dolor pueden estar alterados. En los ancianos, la disnea -dificultad para respirar- puede ser incluso un síntoma más frecuente que el angor -dolor opresivo retroesternal-, concluyen Esplugas y Worner, cuyo servicio de cardiología tiene gran experiencia en la revascularización del infarto mediante angioplastia primaria y en el manejo del infarto complicado por shock cardiogénico, incluso en algunos casos con trasplante cardiaco en la Unidad Coronaria.
"El rápido reconocimiento de la sintomatología", aclara Josep Sadurní, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital de Vic (Barcelona), "es básico para el correcto tratamiento de la enfermedad. Lo ideal sería actuar dentro de la primera hora posterior al infarto, pero la media se acerca a las tres". De hecho, un gran número de pacientes fallecen antes de llegar al hospital.
Cuando el infarto aparece de forma atípica, el pronóstico es incluso peor que cuando presenta síntomas clásicos. La mortalidad de los primeros alcanza el 23% frente al 9% de los segundos, precisamente porque se da en pacientes diabéticos y mayores.
"Las mujeres presentan síntomas más confusos y que retrasan el diagnóstico", explica Jaume Marrugat, investigador principal del estudio Regicor -Registro Gerundense del Corazón- y responsable de la Unidad de Investigación en Lípidos y Epidemiología Cardiovascular del Instituto Municipal de Investigación Médica de Barcelona. Regicor es un proyecto de investigación de las enfermedades cardiacas con base poblacional que desde hace 26 años sigue diferentes líneas de investigación, como la interacción de los factores genéticos y ambientales y la búsqueda de factores protectores de la enfermedad.
En las mujeres hasta los 60 años aproximadamente -antes del inicio de la menopausia- la tasa de incidencia de infarto es bastante inferior a la de los hombres. Sin embargo, a partir de esa edad, el porcentaje incluso puede superar el de los primeros. En el estudio Regicor también se ha constatado que tras el inicio de los síntomas, los hombres tienen mayor índice de muerte súbita (en el primer día o las primeras 48 horas). Las mujeres que no sobreviven al infarto mueren más tarde (entre la primera y la segunda semana). Si llegaran antes al hospital se podrían salvar más. Pero precisamente la dificultad del diagnóstico en este grupo de riesgo impide actuar con rapidez.
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