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Reportaje:ARCO 2004

La modernización de Atenas

Unos pocos meses antes de comenzar la feria Arco de este año -en la que Grecia figura como país invitado- en la ciudad de Atenas, donde se están preparando los próximos Juegos Olímpicos, se ha celebrado una importante y extensa exposición de arte actual, titulada Outlook, en la que han participado artistas de muy diversos países de los cinco continentes. La exposición o, mejor, las exposiciones, ya que la muestra ocupaba tres sedes distintas y distantes entre sí, ubicadas a lo largo de la calle del Pireo, presentaba algunas obras de referencia de artistas emblemáticos de la posmodernidad en torno a las cuales se mostraban trabajos de otros creadores más jóvenes que, en muchos casos, habían sido pensados y realizados expresamente para esta exposición. Entre el amplio conjunto internacional de obras, tan heterogéneo como interesante, el comisario, Christos M. Joachimides, ha sabido engarzar piezas de algunos artistas griegos, mostrando la vitalidad del arte helénico actual.

A nadie se le ocurre ir a Grecia a buscar aquellos orígenes del futuro que encarnan las manifestaciones del arte actual

Nadie se extrañará a estas al-

turas de que en países de la Unión Europea, como Grecia o España, por periféricos que sean y por tarde que haya llegado a ellos el proceso de modernización, existan grupos de artistas que trabajan en los lenguajes más genuinos de la posmodernidad, que experimentan los fenómenos de la globalización, que están puntualmente al tanto de las corrientes críticas del momento y, como consecuencia, que realizan obras potencialmente comparables con las que surgen en los centros donde se forjan los criterios de opinión internacional. Lo extraño y lamentable es que la atención crítica, primero, y la osificación que proporciona la consolidación de la historia, después, se realiza sólo sobre la obra de unos pocos artistas, generalmente norteamericanos y alemanes, elegidos por el poder económico, que se presentan como paradigmas y referencias de una época, tendencia o movimiento y, últimamente, sólo como simples figuras aisladas, ignorando necesariamente el resto de la producción artística así como a los protagonistas reales de esa historia en la que ni siquiera llegan a figurar como comparsas, por el simple hecho de haber quedado situados en la periferia del poder del arte.

Tal vez a muchos españoles que se interesan por el arte actual les haya parecido injusto que a esta exposición ateniense sólo haya sido invitada una artista española, Eulàlia Valldosera, pero, recíprocamente, podríamos poner en un compromiso a muchos expertos españoles si les pidiéramos que citen tres nombres de artistas griegos actuales, lo que deja en evidencia que en este mundo de la globalización y la accesibilidad a la información instantánea sólo se benefician aquellos que han sido elegidos para estar situados en las cabezas de lista. Generalmente se tiene la idea tópica de una Grecia ensimismada en su pasado lejano, en la venerabilidad de sus mármoles milenarios y en la complacencia por recrear un historicismo decimonónico; los turistas que la visitan lo hacen para encontrarse con los restos pétreos del pasado, para pisar los lugares donde surgió el mito y para pasear por las ágoras en las que se desarrolló el logos; a nadie se le ocurre ir a Grecia a buscar aquellos orígenes del futuro que encarnan las manifestaciones del arte actual. Pero, tras superar el tópico, el viajero atento puede encontrar también una sociedad civil interesada en la modernización del país, que está poniendo los ojos en el arte actual.

La exposición Outlook no hubiera sido posible sin ese interés, sin la existencia previa de coleccionistas privados de arte contemporáneo que poseen importantes conjuntos de obras actuales, elegidas con criterio, y que las muestran en exposiciones públicas o que fundan instituciones específicamente dedicadas a esta labor.

Hemos tenido ocasión de visi-

tar algunas de estas colecciones privadas y de conocer a sus propietarios, espléndidos anfitriones que nos han mostrado sus obras con la delectación de quienes, además de disfrutar de la posesión, aman, conocen y saben lo que tienen. Grigoris Papadimitriou y el matrimonio Konstantinos y Nilufer Papageorgiou han instalado en sus domicilios particulares su colección y la muestran con auténtica pasión; por su parte Dakis Joannou, que también posee una inmensa mansión donde atesora alguna de sus obras más queridas, por ejemplo los Jeff Koons, en 1983 constituyó la Fundación Deste (cuyo nombre viene del verbo griego ver), con sedes en Atenas y Ginebra. Su colección ha cobrado tal tamaño que en 1998 ha adquirido, dentro de la ciudad de Atenas, un antiguo almacén de papel que ha sido readaptado como sala de exposiciones por el diseñador neoyorquino Christian Huber, donde muestra exposiciones temáticas, realizadas con las obras de su propia colección, así como de artistas griegos e internacionales, generando con estas actividades expositivas y con la edición de libros y catálogos una nueva inquietud artística que dialoga con la omnipresencia del pasado.

'Comfort & Safety' (2000), de Dimitris Tsoublekas, en la muestra de fotografía griega en el Canal de Isabel II.
'Comfort & Safety' (2000), de Dimitris Tsoublekas, en la muestra de fotografía griega en el Canal de Isabel II.

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