La Fundación Sancho el Sabio repasa la cultura vasca en una muestra
La Fundación Sancho el Sabio es el principal centro de documentación sobre cultura vasca de todo el mundo. Ubicada en el Palacio de Zulueta de Vitoria, es también una gran desconocida a pesar de llevar sobre sus espaldas 40 años de intenso trabajo recopilatorio y documental. Ahora, la Caja Vital, entidad de la que depende, presenta en su sala de Vitoria (Postas, 14-16) una exposición que recoge lo mejor de sus fondos, desde códices del siglo XV al último fanzine.
Hasta el próximo 7 de marzo, la muestra ofrece en una primera parte un homenaje al callado trabajo editorial de este centro, con una revista de estudios históricos imprescindible y cuidadas monografías sobre el nacionalismo, la masonería o el cine en el País Vasco.
A partir de aquí, el paseo se adentra en una revisión de los fondos que superan los 300.000 documentos entre libros, revistas, pegatinas o carteles, a los que hay que añadir más de cuatro millones de imágenes.
Cinco secciones
El recorrido está dividido en cinco secciones temáticas. La primera, Creencia y pensamiento, incluye por ejemplo una edición de la biblia protestante de Leizarraga, muy cerca de una vida de Ignacio de Loyola, ilustrada con 79 láminas de gran calidad.
Conociendo la historia vasca, no extraña que dominen las obras de carácter religioso, algunas beligerantes como El liberalismo es pecado, del padre Félix Sardá, que se recoge en una edición políglota que incluye el euskera.
El apartado titulado Historia y vida aborda el grueso de los fondos de la Fundación Sancho el Sabio, dominados por la historia de Vasconia. La primera obra seleccionada es la crónica que Pedro López de Ayala escribió en el XIV sobre sus contemporáneos, los reyes Pedro I, Enrique II, Juan I y Pedro II de Castilla. No faltan Los vascos, de Julio Caro Baroja, y otros títulos más recientes, pero lo que llama la atención del visitante es la selección de pegatinas y carteles, crónica de la convulsa vida política vasca.
El arte y la ciencia se incorporan en una tercera sección, para reflejar la creatividad de Oteiza o de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Llaman la atención, por ejemplo, los planos del puente transbordador de Portugalete.
Bajo el epígrafe de Lengua y literatura se incluyen imprescindibles como El imposible vencido de Larramendi o una primera edición de El fulgor y la sangre de Ignacio Aldecoa.
Y el recorrido se cierra con un apartado dedicado al territorio y los viajes, donde destacan las obras de ilustres viajeros que recorrieron Vasconia al lado de aquellos mapas de los siglos XVI y XVII que se levantaban de oído, como el de Cornelis de Jode o el de Gerardus Mercator, y que presentan unos territorios en verdad desconocidos.
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