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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Viaje en Comes

Les pongo en situación: Viernes, 16 de enero. Estoy en la estación del Prado en Sevilla dispuesto a montarme en el autobús que Transportes Generales Comes oferta para el trayecto entre la capital andaluza y Rota. Hora de salida: 16.30; hora de llegada: ¿?. Sí, no se sabe; porque, amigos, un viaje con esta compañía se sabe cuándo comienza pero no cuándo acaba. Me explico: El autobús, que va lleno (en su mayoría estudiantes de fin de semana), sale puntual como un reloj. Hasta ahí todo va bien, pero esta situación dura poco. Ya al salir de Sevilla el autobús apunta síntomas preocupantes: Parece que pierde fuerza y amenaza con pararse. La amenaza se cumple, y es entonces cuando, ¡por fin!, el conductor decide hacer algo para solucionar el problema: Se vuelve y pregunta "¿alguien tiene móvil?". Porque, amigos, los conductores de esta empresa no tienen manera alguna de comunicarse con los servicios centrales. En fin, que alguien le presta un móvil que el conductor usa no sabemos con quién. Ustedes pensarán que entonces a los viajeros nos explicarán la situación: Pues no. Simplemente el autobús se para, poco después abre las puertas y la gente, que no sabe exactamente qué pasa, se baja a fumar un pitillo ¡en plena autopista! Finalmente, un operario de la autopista aparece con una lata milagrosa (¿es posible que el autobús no tuviera combustible?) que provoca la resurrección del autobús y su llegada a una estación de servicio próxima. Alcanzado el lugar, la misma situación: Todos abajo y sin saber qué pasa. Entre una cosa y otra el reloj ya marca las seis y media de la tarde (hora en que deberíamos llegar a Rota) y tras preguntarle (porque él en ningún momento se dirige al grupo), el conductor nos indica que él "cree" que un autobús está viniendo para recogernos. Total, que un gran rato después llega el autobús liberador y nos conduce a Rota, adonde llegamos sobre las 20.30 (lo normal es las 18.30). ¿Y qué podemos hacer con el consiguiente mosqueo que nos acompaña? Pues recoger nuestra hoja de reclamaciones y esperar a que se apiaden de nosotros. En fin, que éste es el trato que normalmente Comes da a sus pasajeros.

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