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Reportaje:

El dinero rápido sale caro

Cofidis, Banco Sygma, Cetelem y CitiFinancial explotan un negocio próspero con los créditos ágiles para el consumo

El dinero rápido tiene un precio. Mejor dicho un sobreprecio, que es el que deben pagar los que quieren un crédito (no superior a 3.000 euros) sin dar explicaciones, sin entregar garantías y sin más referencias que una nómina. Cofidis, Banco Sygma, Cetelem y CitiFinancial aplican TAE del 22% al 25%. Estas entidades afirman que no son usureros, porque cobran precios similares a los de las tarjetas de crédito, y que atienden a clientes rechazados por la banca comercial.

Una de las ventajas de estos créditos es que no se agota la posibilidad de pedir crédito en la entidad financiera de la que se sea cliente
Estas entidades cobran tipos superiores al 22% TAE, pero niegan que sean usureros, porque las tarjetas cobran precios sólo un poco más bajos

En horario matinal son apabullantes. Los anuncios trasladan a una agobiada mujer u hombre de un mundo estresante a una situación idílica con sólo una llamada de teléfono. La felicidad (y el dinero) parece al alcance de la mano de cualquiera, pero pasa factura. Precisamente el coste de esa factura figura en el anuncio en un letrero que, a velocidad de vértigo y con un tamaño de hormiga, pasa por debajo de la pantalla. El tipo de interés real (TAE) que pagarán los clientes oscila entre el 22% y el 25% anual.

¿Es realmente un precio propio de los usureros? En primer lugar hay que recordar que la Orden Ministerial del 12 de diciembre de 1989 establece que "los tipos de interés de las operaciones activas y pasivas de las entidades de crédito serán los que libremente se pacten". Es decir, no hay ningún límite al cobro de intereses. Lo que sí está regulado es que los tipos que se cobran por el descubierto en las cuentas corrientes "no debe exceder de 2,5 veces el tipo oficial del dinero", según esa ley. Ahora el tipo oficial, marcado en la Ley de Presupuestos es del 3,75%.

Para saber si estos bancos o establecimientos financieros de crédito cobran en exceso, hay que compararlos con productos similares a los suyos. Las tarjetas de crédito de bancos y cajas de ahorros que aplazan el pago de compras inferiores a 6.000 euros aplican tipos cercanos al 18,5%. Las tarjetas revolving, que son una especialidad orientada a gastos más importantes (reformas de la casa, electrodomésticos, muebles, etcétera) cobran tipos situados entre el 16% y el 19% de TAE. Es decir, todavía existen hasta seis puntos de diferencia, pero la banca no otorga esas tarjetas hasta que no conoce al cliente (en algunos casos piden domiciliación de la nómina) además de exigirle otras garantías.

Las entidades que facilitan este dinero rápido sólo solicitan fotocopia del DNI, la última nómina y un justificante de la dirección en la que vive. Si es un trabajador autónomo, también es necesaria la última declaración de la renta.

¿Qué sucede cuando alguien no paga? Los responsables de estas entidades coinciden que "en realidad, sólo tenemos su palabra". La mayor parte de la gente cuando tiene problemas negocia soluciones. Además, también se basan en sistemas informáticos que acumulan miles de datos orientativos de experiencias anteriores, que ayudan a analizar al cliente.

Juan Sitges, director general de Cofidis en España, una de la empresas más veteranas del sector, añade que "sólo se da luz verde al 30% de las solicitudes".

Sitges recuerda que estas entidades "actúan con gran rapidez, y eso los clientes lo valoran y lo pagan. Estamos especializados en dar pequeñas cantidades en poco tiempo a clientes que no conocemos. Eso no es fácil y la mayoría de bancos y cajas no pueden hacerlo. Sólo los gastos de notarios o corredores de comercio, les quita atractivo".

La morosidad de Cofidis es del 2,6%, según la empresa, mientras que en Euro Crédito, del Banco Cetelem, el ratio sube hasta el 3,13%. CitiFinancial, financiera de Citibank, y el Banco Sygma, que comercializa la Cuenta Ahora, no facilitaron los datos. La banca tiene una mora conjunta del 0,8%.

En cuanto a volúmenes, Cofidis, donde trabajan 260 personas, tiene 130.000 clientes con más de 165 millones de inversión viva. Euro Crédito suma 94 millones de riesgo en 2003, lo que supone un 14% más que el ejercicio anterior. CitiFinancial, incluyendo los créditos personales, la financiación al consumo y los hipotecarios, tiene una cartera de 2.000 millones.

En lo que coinciden todos los responsables de estas entidades es que su objetivo nunca es engañar a los clientes. Un portavoz oficial de Euro Crédito afirma que hay tres momentos para ver el tipo de interés del crédito: "primero en el anuncio; después cuando llama y se lo explica el operador y, el más importante, cuando firma el contrato. De nada nos sirve que no sepa cuál es la cuota mensual porque con morosos no hacemos negocio". En Euro Crédito reconocen que la cultura financiera de sus clientes es "media-baja, por lo que intentamos que la oferta sea clara".

Según esta entidad, la prueba de que no hay problemas con los clientes "es que el 40% de ellos repite, lo que demuestra que no creen que los intereses son altísimos".

Para CitiFinancial, uno de sus objetivos "es establecer relaciones duraderas con nuestros clientes. Algunos de ellos, después de muchos años, han tenido hasta una docena de créditos con nosotros".

Ventajas e inconvenientes

Estas entidades, tanto algunas que operan bajo el paragüas de un banco, como las que son establecimientos financieros, están supervisadas por el Banco de España.

Sus principales ventajas frente al crédito al consumo son: producto cerrado. Se conocen de antemano las cuotas correspondientes a las cuantías que se pueden solicitar, precisamente ésa es la información básica que requiere el cliente y se ofrece a través de la publicidad. La solicitud se tramita vía teléfono, y correo, existe por lo tanto un "cierto anonimato" respecto a situaciones personales que no se deseen exponer. Además la concesión no está vinculada a una determinada finalidad. No se agota la posibilidad de pedir crédito en la entidad finaciera de la que se sea cliente, no se consume crédito de la tarjeta. Los pagos pueden domiciliarse en cualquier entidad. Rápida tramitación, concesión rápida sobre la base de requisitos mínimos.

Por otra parte, los inconvenientes se resumen en un elevado tipo de interés (hasta cuatro veces más que un préstamo personal). Producto cerrado normalmente en cuotas y cuantías, no existe flexibilidad de elección. Cuantías máximas bajas (3.000 ). Las entidades financieras que los ofertan, no son conocidas por el público en general.

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