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Los aeropuertos valencianos reciben 5 millones frente a los 807 de Cataluña

Los trabajadores alertan sobre el abandono del centro de control de tráfico de aeronaves

El abandono de los aeropuertos valencianos en favor de la concentración del tráfico en Madrid y Barcelona es patente a tenor de la última memoria disponible de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), la sociedad anónima vinculada al Ministerio de Fomento que gestiona las instalaciones y el tráfico aéreo en España. AENA invirtió 807 millones de euros en 2002 en mejoras de los aeropuertos catalanes de Barcelona, Girona y Reus. Los aeropuertos de Valencia y Alicante, englobados también en la Región Este, recibieron cinco millones en 2002.

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La regata de la Copa del América que se celebrará en aguas de la ciudad de Valencia en 2007 tras varias eliminatorias generará un notable volumen de tráfico adicional en el aeropuerto de Manises, según todas las previsiones. Una reciente respuesta parlamentaria a una pregunta formulada por la diputada socialista Margarita Pin asegura que entre 2000 y finales de 2003, AENA ha desarrollado o desarrolla obras en Manises por valor de 40 millones de euros. La mayoría de las intervenciones van dirigidas a remozar la terminal de pasajeros, mejorar el drenaje de las pistas o cubrir y adecentar el aparcamiento público.

La última nota oficial de AENA sobre las actuaciones previstas en Manises a partir de 2004 alude a la prolongación de la pista de aterrizaje, de 2.700 a 3.200 metros, la ampliación de la plataforma de estacionamiento de aeronaves y la ampliación del aparcamiento público. Tales inversiones, que suman 30,9 millones de euros deben estar terminadas "antes de que comiencen los primeros acercamientos de material y las primeras eliminatorias de la copa del América 2007", según la nota oficial.

Todas las actuaciones ejecutadas y previstas en Manises obvian una cuestión técnica crucial, las instalaciones del Centro de Control del Área Terminal de Levante, el centro desde donde se gestiona el tráfico de aeronaves desde que inician el descenso para aproximarse a un aeropuerto hasta que son avistadas desde la torre de control, cuando se encuentran a una distancia de unas cuatro millas (algo más de seis kilómetros) de la pista de aterrizaje.

Trabajadores del aeropuerto explican que el centro de control de los aeropuertos de Valencia y Alicante depende orgánicamente de un centro de rango superior, ubicado en Barcelona, que gestiona todo el tráfico en la denominada Región Este. Y apuntan todo un rosario de problemas que arrastran debido a la antigüedad de sus instalaciones cuyas mejoras se han olvidado en favor de un nuevo centro en Barcelona.

Una tormenta registrada en 2001, por ejemplo, causó graves problemas a los aparatos de comunicación y radar, y ordenadores, que funcionaron cubiertos por plásticos mientras los trabajadores achicaban el agua de varias goteras que recogían con cubos.

La falta de atención desde Barcelona a las necesidades del centro de control de Valencia desembocó en una reunión con los responsables de Navegación Aérea en Madrid. Pero la única respuesta oficial a las necesidades de adecuación del centro fue la promesa de una serie de obras de mejora previstas a partir de 2008. La designación de Valencia como sede de la Copa del América ha sembrado la alarma entre los trabajadores del aeropuerto, que han solicitado atención preferente para gestionar en condiciones el aumento del tráfico previsto. Hasta la fecha no hay respuesta.

Las tecnologías actuales permiten controlar el espacio aéreo desde cualquier punto. La posibilidad de gestionar todo el espacio aéreo europeo de forma coordinada, por ejemplo, es perfectamente viable desde diez o doce centros de control distribuidos desde Canarias hasta Oslo y desde Irlanda hasta Grecia.

Incluso los centros de control terminal dejan de ser necesarios para gestionar las salidas y entradas de un aeropuerto concreto desde que los aviones descienden de una cota inferior a 3.000 pies de altura.

Pero los trabajadores de Valencia se preguntan por las prioridades de acceso que considerará un operador ubicado en Barcelona cuando tenga que atender demandas desde varios aeropuertos en jornadas de saturación de vuelos. Recuerdan también que Palma de Mallorca, que formalmente también depende de la denominada Región Este, disfruta de hecho de total autonomía para resolver sus necesidades al margen de las prioridades de Barcelona.

Los trabajadores recuerdan que la amplitud de una autopista de acceso a una gran ciudad no tendrá ninguna repercusión sobre el tráfico si no se mejoran también las avenidas y calles que deben absorber el aumento del volumen de tráfico.

Las mejoras previstas en el centro de control de Barcelona persiguen, según los trabajadores valencianos, en la apuesta por acoger uno de los futuros centros de control del tráfico aéreo europeo unificado.

Un portavoz de Navegación Aérea se limita a comentar que la posibilidad de disfrutar de un espacio aéreo único en Europa todavía es lejana.

Los trabajadores de Valencia mantienen los cubos preparados por si tienen que afrontar una nueva tormenta. Y claman por su autonomía administrativa para atender sin problemas las necesidades derivadas del aumento de tráfico que provocará la Copa del América.

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