Violencia acústica
Al hilo del artículo de Carmelo Encinas titulado El ruido, quiero denunciar al Ayuntamiento de Madrid y a la junta municipal por permitir de forma flagrante los ruidos, zumbidos y vibraciones internos insoportables de cámaras frigoríficas, extractores y sistemas de aire acondicionado que producen un restaurante y un bar, respectivamente, en el interior de mi vivienda.
Llevo denunciándolo desde el año 2000, y hasta la fecha no han querido o no han sabido solucionarlo, no permitiéndome descansar ni dormir bien, ni realizar una vida normal.
Quiero llamar la atención a los departamentos de calidad ambiental (Salvador Castromil) e industrias (Joaquín Rivera), a la junta municipal y a la concejal de Medio Ambiente (Paz González) para que no dejen a las personas afectadas por esta "violencia acústica" en la más absoluta impotencia e indefensión, apoyando a los locales de ocio que salen beneficiados y que se limitan a simples medidas correctoras que no sirven y no se sanciona ante la reiteración de continuas denuncias.
Como contraposición al eslogan Madrid limpio, es capital (es evidente que por ejemplo este Ayuntamiento apuesta por el ruido para limpiar las calles), cabría decir: Madrid ruido, es demencial. Nos han robado el silencio. Nos han robado el descanso.
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