Sanidad recomienda limitar la terapia hormonal sustitutiva en menopáusicas
Medio millón de españolas toman estos fármacos para combatir los efectos del climaterio
El tratamiento hormonal sustitutivo para aliviar los síntomas de la menopausia (sofocos, sequedad vaginal) debe restringirse lo más posible en tiempo y dosis, según una recomendación emitida ayer por la Agencia Española del Medicamento. Esta recomendación "ya era conocida por la mayoría de los médicos y mujeres", afirmó el director general de Farmacia, Fernando García Alonso, quien insistió en que "no hace falta que las pacientes se pongan en contacto urgente con su médico". Alrededor de 500.000 mujeres toman esta terapia en España.
La decisión de las autoridades sanitarias se ha tomado conjuntamente con las del resto de la Unión Europea en una reunión de la Agencia Europea del Medicamento en Londres, y se debe a las conclusiones de los estudios de la terapia hormonal a largo plazo realizados en Estados Unidos y el Reino Unido y hechos públicos durante los dos últimos años.
En estos estudios a largo plazo se detectaron casos de aumento de cáncer de mama y de útero, recordó García Alonso, y problemas cardiovasculares como riesgo de infarto o de embolias venosas.
La Agencia Española del Medicamento resume sus consejos para las pacientes (que pueden consultarse en la dirección de Internet http://ww1.msc.es/agemed/Princip.htm) en tres puntos. El primero, que no es necesario que la paciente se ponga en contacto urgente con su médico; el segundo, que no hace falta que lo cambie si lleva poco tiempo con él para combatir los efectos de la menopausia, aunque sí debería consultar al médico al menos una vez al año para ver si es conveniente continuarlo y, el tercero, que si se está usando terapia hormonal sustitutiva para combatir la osteoporosis debe plantearse utilizar un método alternativo.
Las recomendaciones son aplicables a los tres tipos de terapia que existen en el mercado: la que combina estrógenos con progestágenos (la más usada en EE UU y que fue la primera que se puso en duda), la de sólo estrógenos (más empleada en España y con menos problemas cardiovasculares) y a la tibolona (la última en comercializarse), "independientemente de la forma y vía de administración".
"Estas indicaciones son completamente lógicas y son aplicables a todos los tratamientos médicos", opinó el presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Menopausia, Santiago Palacios, quien insistió en tranquilizar a las posibles afectadas.
Plazos muy largos
"Lo normal es que lo que se llama transición menopáusica dure unos tres años, y los estudios que detectaron los riesgos a largo plazo de la terapia lo hicieron cuando se llevaban más de cinco [un periodo de tiempo anormalmente largo para tomar este tipo de medicación]. Por eso se recomienda que no se mantenga la medicación durante más de un lustro", explicó el especialista.
La excepción son aquellas mujeres que usan terapia hormonal para combatir la osteoporosis, porque se trata de un problema de salud que no desaparece con el tiempo, sino que aumenta. "Para estos casos lo mejor es que acudan a otras terapias de reemplazo", indicó Palacios.
Autoridades y especialistas mostraron todo su empeño en tranquilizar a las mujeres. "Lo único que hemos hecho ha sido modificar la ficha técnica con unas recomendaciones que ya se habían notificado a los médicos y sus pacientes", declaró García Alonso.
"Según la nota deben tomar terapia hormonal sustitutiva durante un corto periodo de tiempo todas las mujeres que estén pasando la menopausia, cuando en verdad sólo la utiliza el 6% de las posibles candidatas. Se puede hasta hacer la lectura de que el Ministerio recomienda al resto que la utilice", afirmó Palacios con ironía.
Al contrario que en Estados Unidos, donde la proporción de mujeres en el climaterio que usa terapias hormonales sustitutivas es muy alto, en España "estos tratamientos han tenido poco éxito", afirma el director de la Clínica Ginecológica La Cigüeña, Bernabé Hurtado de Mendoza, quien calcula que serán "unas 600.000". La causa de este rechazo no está claro. "Quizá se deba a la mentalidad de las mujeres españolas, reacias a tomar medicamentos para algo que consideraban normal, o a que los profesionales no hemos sabido comunicar sus ventajas", opina. Unas ventajas que la Agencia Española del Medicamento no discute, siempre que se usen por poco tiempo.
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