'Flâneur' de lo cotidiano
Puede el lector leer en un final de semana lluvioso Mujeres cantando suavemente, de Wilhelm Genazino, un renombrado autor alemán, aún poco conocido aquí. La base de la novela consiste en la representación de un flâneur de lo cotidiano, de un paseante, que va de un lado a otro, en una pequeña ciudad y que registra en su escritura los detalles más pequeños.
El tono de la novela recuerda el del nouveau roman, pero quizás, la humanización es mayor en Genazino, es decir, no se conforma con registrar el detalle, sino que la mirada sobre lo pequeño sirve para interpretar al personaje, para describirlo de forma más concreta, para explorar sus reacciones ante los problemas más nimios de la vida diaria: la lluvia cada vez más amenazante, quedarse sin dinero, pasear por las orillas del río o ver llegar a mujeres cantando suavemente. Sentirse vivo en una gran ciudad, y saberse un escritor de las pequeñas cosas que nos hacen grandes: el humor, la ternura, la ironía, la visión del momento.
El narrador es un voyeur impenitente que busca fragmentos, y como dijo el poeta, la realidad está compuesta de fragmentos. Los que reúne este paseante dan noticia del mundo.
Mujeres cantando suavemente es una sinfonía a la vida de un pobre mortal, de un paseante solitario que goza del momento. Cualquier observación sirve a Genazino para construir una filosofía de la vida cotidiana, de donde no ha expulsado la memoria del pasado nazi, en una atroz historia intercalada. Pero en general, el tono del libro es una de una placidez absorbente, que desgrana los gestos diarios hasta crear un territorio de la pequeña felicidad.
Wilhelm Genazino: Mujeres cantando suavemente. Bassarai. Vitoria, 2003, 143 páginas, 12 euros.
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