Los alcaldes exigen una solución para el túnel de Bracons
Los ecologistas proponen un trazado alternativo más barato y con menor impacto ambiental
Para unos no es más que una carretera necesaria y que debe acabarse lo antes posible; para otros, una agresión ambiental de primer orden en la que el Ejecutivo de Pasqual Maragall se juega su credibilidad como defensor de una nueva sensibilidad ambiental. Es el Eix Vic-Olot, una carretera de sólo 35 kilómetros pero que cruza dos valles casi vírgenes en la zona de Bracons, entre Osona y la Garrotxa. Los ecologistas defienden un nuevo trazado por Ripoll, más barato y respetuoso con el entorno, y las instituciones de Osona y la Garrotxa piden a la Generalitat que explique cuál es su postura lo antes posible.
Hace ya más de veinte años que los vecinos de la Garrotxa y Osona, de Olot y Vic, oyen rumores sobre una nueva carretera que romperá el histórico aislamiento en el que han estado sumidos y que ha condenado a vivir de espaldas a dos dinámicas ciudades separadas por apenas 30 kilómetros. La cordillera Transversal, antesala de los Pirineos, con angostos valles y picos de hasta 1.500 metros de altura, ha dificultado siempre las comunicaciones de una zona que muchos consideran de inmenso valor ecológico y que otros juzgan vital para abrir una nueva vía de comunicación entre la Cataluña interior y la frontera francesa. Sería la oportunidad para descongestionar la autopista del Mediterráneo y un Eix Transversal que ya nació pequeño y que no logra engullir el intenso tráfico de camiones.
El Eix Vic-Olot, defendido a capa y espada por el empresariado de la zona, se presentaba como la solución a todos estos problemas. Pero hasta hace poco sólo había palabras. El último Ejecutivo presidido por Jordi Pujol puso fin a años de promesas mediante el desembarque de maquinaria pesada que, poco antes de las últimas elecciones, comenzó a perforar un túnel de 4,1 kilómetros. Una acción firme (había que demostrar que el Eix Vic-Olot progresaba), pero al mismo tiempo una decisión que mantiene profundamente dividida a la población local.
Ahora, el Ejecutivo de izquierdas ha ordenado paralizar parte de las obras de la nueva carretera y, a pesar de que no se pronunciará oficialmente hasta febrero, el consejero de Política Territorial, Joaquim Nadal, ya ha avanzado que el proyectado eje internacional entre Vic y La Jonquera por Olot se quedará en poco más que "una carretera intercomarcal".
¿Tiene sentido gastarse 150 millones de euros para construir una carretera de 38 kilómetros y con un túnel de cuatro kilómetros, posiblemente de peaje, si el transporte internacional queda relegado a un segundo plano? "Hacer una carreterita sería una barbaridad, una collonada, como diría Josep Pla", afirma el presidente del Consejo Empresarial de Osona, Joan Rovira. "Si se hacen las cosas, que se hagan bien, y está claro que Osona necesita mejorar las comunicaciones con su entorno, pero también con Europa", defiende.
Los trabajos ya han comenzado y, pese a que las alternativas siguen existiendo, pocos creen que el Gobierno de Pasqual Maragall se atreva a paralizar por completo la obra cuando ya se han perforado unos 150 metros de túnel. Una de las alternativas que siempre se barajaron fue dejar como estaba la zona de Bracons para desdoblar el actual trazado de la C-17 entre Vic y Ripoll y mejorar la C-26 entre Ripoll y Olot por los también existentes túneles de Capsacosta.
Enric Pardo, responsable de la oficina técnica de la Associació de Naturalistes de Girona, ha elaborado un estudio para la Plataforma Salvem les Valls que concluye que esta segunda opción, mucho más económica, sólo implicaría sumar unos 11 minutos al trayecto entre Vic y Olot. Al mismo tiempo, se paliaría el aislamiento que sufre el Ripollès al conectar esta comarca con Barcelona mediante una vía rápida libre de peajes. Pese a que esta carretera supondría una nueva agresión al cauce del Ter, los ecologistas del Grup de Defensa del Ter (GDT) la aceptan como un mal menor que evitaría destruir zonas vírgenes. Rafa Garrido, presidente del GDT, apuesta por la opción de Ripoll y también por desdoblar el Eix Transversal para convertirlo así "en la gran vía de acceso a Europa".
Tanto los ecologistas de la Garrotxa como los de Osona piden sentido común. Pardo reflexiona: "La Vic-Olot proyectada por el anterior Gobierno se basaba en el supuesto de que los vehículos circularían por ella a 80 kilómetros por hora; el actual Gobierno ya habla de rebajarlo a 50, lo que aumentaría mucho el tiempo de trayecto y dejaría casi obsoleta esta carretera una vez que la autovía de Vic llegue a Ripoll tal y como está previsto en el plan de carreteras de Cataluña". De hecho, el Ejecutivo de Pasqual Maragall ya se ha comprometido a presentar antes del verano el proyecto para desdoblar la C-17. "¿No estamos haciendo una carretera inútil?" se pregunta Pardo.
Desniveles peligrosos
Todo apunta a que los camiones serán los grandes usuarios del Eix Vic-Olot. Pero si se mantiene el actual trazado, se encontrarán con graves dificultades, ya que la difícil orografía de la zona obliga a salvar importantes desniveles.
Además de los 4,1 kilómetros de túnel, el actual proyecto prevé rampas con pendientes del 8%, lo que puede obligar a los camiones articulados a circular a no más de 20 kilómetros por hora en las subidas, con los embotellamientos que esto puede ocasionar. "Y lo peor son las bajadas, que pueden ser muy peligrosas", afirma el técnico de la Associació de Naturalistes de Girona Enric Pardo, quien recuerda que la carretera pasa por una zona "especialmente lluviosa, húmeda y afectada por las heladas".
Las fuertes pendientes y la falta de carriles de adelantamiento en buena parte del recorrido son, precisamente, dos de los grandes problemas del ya existente Eix Transversal. "Y fíjense en que allí las pendientes no superan el 6%", explica Pardo. "Cuando los camiones descubran esta carretera, que será muy pronto, la velocidad media de 80 kilómetros por hora que se había previsto será imposible de alcanzar", afirma. "Es mejor que lo pensemos mejor otra vez antes de sacar adelante un verdadero desaguisado".
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